Capítulo 2

Colgó la llamada llevándose un puño hacia la frente, suspiro con dolor y arrepentimiento, sintió miedo, últimamente desde que había conocido a Camila había sufrido bastante y se estaba cansando de eso, de tener que ser presa de sus sentimientos.

Soltó un sonoro suspiro, trato de ser fuerte y olvidar lo que su corazón estaba sintiendo, estaba seguro de que era lo mejor porque no quería que la utilizaran a ella y a su hijo para llegar a él, así que era la única opción viable para mantenerla a salvo.

Marco un número privado, no tenía otra alternativa más que recurrir a Cecilio, alguien allá afuera ya sabia su verdadero nombre, así que de otras más que enfrentar aquel que le había hecho una declaración de guerra.

—¿Diga?—escucho la voz de Cecilio.

—¿Cómo va todo por allá?—cuestiono Julián tratando de tomar el control, la ansiedad lo estaba matando.

—Ahora que lo tenemos a usted, mucho mejor—le respondió Cecilio orgulloso de aquel muchacho el cual prácticamente había criado.

—De acuerdo, mantenme al tanto de lo que ocurra, ya sea que la policía quiera meter sus narices en donde no le importa o incluso si un maldito coyote pisa mi propiedad, de ahora en adelante necesito saberlo todo—le ordeno.

Julián estaba tratando de cavilar una forma de lograr sus objetivos, encontrar al maldito que lo había amenazado, no era difícil, después de todo había encontrado a Camila sin siquiera tener una pista de su paradero en un principio, pero aquella búsqueda había durado bastante tiempo y tiempo era lo que menos tenía, así que debia usar todas sus cartas para encontrar la identidad del aquel atrevido que deseaba morir bajo la presión de sus manos sobre su cuello.

Cecilio notó en su tono de voz preocupación, había estado fuera de aquel negocio durante tantos años que pensó que pasaría mucho tiempo antes de que de verdad deseara tomar el control del cartel, pero aparentemente estaba muy interesado, eso le hizo sospechar.

—¿Ocurre algo señor?

—No, todo está en orden, solo necesito que prepares un grupo de vigilancia—indico Julián tratando de controlar su tono de voz, Cecilio lo había notado, pero no quería involucrar al cartel en sus asuntos personales, al menos no mientras aun estuviera a tiempo de tomar el control de la situación, sin embargo, si algo podía hacer el cartel por él era vigilar a Silvia y a Camila, en todo México no había personas más peligrosas que los hombres del cartel Xibalba, ya lo habían demostrado los últimos días así que sabia que podía confiar en ellos la seguridad de su mujer e hijo.

—¿Puedo saber para qué motivo lo necesita?—insistió Cecilio, después de todo debia dar las órdenes y debia elegir a los hombres adecuados para el trabajo que necesitaba Julián.

—Enviaré a mi novia a un viaje con una amiga y necesito que estén protegidas en todo momento.

—De acuerdo, lo haré, pero señor...—se quedó un momento en silencio y cavilo las palabras correctas que debia expresarle a su nuevo jefe, aunque eran viejos conocidos sabia que Julián o mejor dicho Juliano había aprendido por las malas hacer las cosas a su modo, intervenir sin necesitar ayuda y no dudaba que seguiría haciéndolo aunque el cartel ya estuviese bajo su mando—sabe que cualquier situación nosotros podemos ser de su ayuda ¿Verdad?

—Lo sé Cecilio, pero no quiero involucrar al cartel en mis asuntos, te diré si necesito otra cosa de ti.

—Por supuesto, le llamaré cuando el equipo esté listo, solo envíeme la información necesaria para que el equipo haga su trabajo.

—Claro, te llamaré en un par de horas, nos vemos.

Suspiró, creyendo que al hacerlo, el dolor desaparecería también, se echó hacia atrás y reposo su cabeza contra el respaldo, cerro los ojos y trato de tomar el control de sus pensamientos, se quedó así por veinte minutos, tiempo suficiente para pensar como resolvería el asunto del bebe, su relación con Camila y también la situación de su identidad, era claro que ya no podria seguir siendo Julián Cazares, ese hombre había muerto al ir en búsqueda de la chica que amaba, solo le quedaba ser Juliano Salazar o mejor dicho Xibalba.

 Era extraño para él, el tener que volver a ser Juliano, estúpidamente había creído que podría deshacerse de ese nombre y su pasado si un nombre como el de Julián Cazares lo reemplazaba, se había creado nuevos sueños y metas para no tener que recurrir a su padre y así finalmente enterrar su vida para crearse una nueva, pero de alguna forma, alguien se lo había arrebatado todo en cuestión de segundos, pero a pesar de haber caído tan rápido como había subido a la cima, ahora solo le quedaba levantarse y retomar las riendas de su destruida vida.

Tomo el volante en sus manos y condujo hasta una esquina donde daría la vuelta para volver con Camila y de ahí poner en marcha lo que a él le tocaba hacer para no perderlo todo.

Mientras conducía un relámpago se hizo presente y a este le siguieron pequeñas gotas de lluvia que por separado era una insignificancia, pero unidas eran una tempestad.

Encendió los limpiadores para poder ver con claridad y también lo hizo con las luces y estas iluminaron su camino hasta su residencia, un lugar que él mismo había considerado algo similar al olimpo o incluso el Partenón de Atenas, donde él podía observarlo todo, donde alguna vez se había considerado un dios, tal cual Zeus. Había poseído mujeres por montón, dinero, fama y una buena reputación, no había nada en la tierra que pudiera detener su avance al poder y estuvo a punto de obtenerlo de no haber sido por esa compra innecesaria que lo había cambiado o mejor dicho seducido.

Detuvo el auto cuando llego a la entrada de su casa, abrió la puerta y se encaminó hacia el interior sin importarle la lluvia, pero antes de abrir la puerta se detuvo, respiro profundamente y tomo valor, lo que estaba a punto de hacer cambiaria su relación con Camila, pero no le quedaba de otra si quería protegerla.

Su espalda ligeramente encorvada tomó una posición firme y su rostro abatido se tornó serio y sombrío, tal cual figura tallada en mármol, sin emociones.

Cuando abrió lo primero que vio fue el cuerpo de Camila sentado sobre la escalera, pensó que tal vez estaba esperándolo, después de todo se había marchado sin dar explicaciones, había huido de ella solo por un mensaje, tenía la vista perdida en algún punto sobre el muro y se notaban sus ojos inflamados y la nariz roja por haber llorado, ver eso le partió el alma, pero por su bien trato de no expresar ninguna emoción

—Sígueme—le dijo en seco al pasar a su lado en dirección hacia su oficina. Camila despertó de su trance al escuchar su voz y al ver su figura pasar junto a ella, sonrió al no darse cuenta de la manera en como se había dirigido a ella.

Se levantó de su lugar y lo siguió en silencio, pensó que tal vez la noticia lo había tomado por sorpresa y aún lo estaba asimilando, después de todo era un hombre importante y debia tomar muchas medidas antes de tomar una decisión, pero cuando ambos llegaron a la oficina, Julián camino hasta su escritorio y se sentó, se apresuró a buscar entre sus cajones hasta encontrar una pluma y su chequera.

Mientras aquello sucedía Camila lo observo con atención, Julián no parecía ser el mismo de antes, era evidente que algo le molestaba.

—¿Qué sucede?—se animó a preguntarle con un poco de miedo.

—Ve por tus cosas—le indico mientras escribía una exorbitante cantidad de dinero en un cheque.

—¿Por qué?—pregunto ella sintiendo como su corazón se estrujaba por sus palabras, la forma en como las había dicho y la dureza que había utilizado.

—Te vas—le indico Julián sin atreverse a mirarla.

—¿Adónde?—insistió ella manteniéndose al margen.

—Haz lo que te digo y te lo diré—respondió levantando la vista, tentado a mostrarse flexible, a ser el hombre que la amaba, pero, en cambio, la miro como si ella fuera el origen de sus calamidades y lo único que deseaba era deshacerse de ella.

Camila sospechó que algo no estaba bien, era obvio, pero sabia dentro de sí misma que un bebe no debia ser la razón de tal distanciamiento, tan solo tres semanas atrás él la había encontrado y se había mostrado como el hombre de su vida, su caballero andante y que de no amarla no se habría tomado tantas molestias, debia saber la razón del porqué estaba actuando de tal forma, pero quizás no era el momento adecuado, debia esperar a que él se tranquilizara un poco, sin embargo, no tenía mucho tiempo, aunque intentaría hacerse con el.

—Está bien—dijo encaminándose hacia la puerta, camino con lentitud, pero lo hizo a propósito, se tomó su tiempo para conseguir que Julián se tranquilizara, llego a la habitación y recogió todo en una bolsa de plástico en donde Silvia le había traído algunas cosas básicas e incluso se cambió de ropa a la que había llevado puesta los últimos días. Luego camino devuelta a la oficina de Julián a paso lento hasta llegar nuevamente, en su ausencia Julián había conseguido un destino al llevar a Camila, lejos de él y del caos que llamaba a su puerta.

Decidió enviarlas a Quintana roo un estado excesivamente alejado de la ciudad de México, en un hotel lujoso y lo suficientemente grande con diferentes tipos de atracciones para que alguien como Camila y Silvia, es decir, unas amigas en busca de distracción y consuelo pudieran olvidarse de él.

Había comprado los boletos de avión y también había reservado dos habitaciones y había pagado por adelantado dos semanas en ese lugar pensando que un lugar cerca del mar ayudaría a Camila a curar sus heridas, pero mientras compraba los boletos, por un breve instante su amor por ella lo había traicionado pensando que podía huir con ella hasta ese lugar, renunciar y desaparecer de la faz de la tierra, pero sabia que no podía hacerlo, no debia hacerlo porque los problemas los seguirían hasta el fin del mundo y Camila no merecía abandonar su vida solo por él, lo único que deseaba era devolverle un poco de su vida.

—No tengo muchas cosas...—le interrumpió Camila adentrándose a su oficina nuevamente. Julian hizo desaparecer ese pensamiento estupido y su mirada se ensombrecio al verla.

—No importa, ten esto—tomo el cheque y se lo extendio, Camila lo miro recelosa.

—¿Para que es?—cuestiono confundida.

—Es para que compres lo que desees, ropa, zapatos, lo que necesites en tu viaje.

—¿Viaje? ¿Adonde?

—Lejos de mi vista—dijo con severidad, entonces Camila entendio que aquello no era mas que un permio de consolacion, él la estaba rechazando y quizas cortando toda relacion con ella.

—¿Pero porque?—cuestiono mientras los ojos comenzaban a llenarse de lagrimas.

—Ya hice mucho por ti y yo apenas obtuve un poco de sexo a cambio, asi que ya no te necesito—dijo con rudeza, para poder mantener esa fachada sostuvo un clip de oficina sobre su mano, aquel alambre se lo enterraba cada vez que sentia lastima y compasion por la chica que estaba lastimando, por lo que habia logrado lastimarse hasta sangrar levemente.

—¿De que estas hablando?

—De la compra que hice, te compre para tomar tu virginidad y lo hice, ahora ya no te necesito.

Camila se quedo en silencio tratando de comprender sus palabras o mejor dichos las estupideces que estaban saliendo de su boca.

—¿Qué mierdas estas diciendo?—logro decir con aspereza, fruncio el ceño y apreto los puños.

Julian la miro sorprendido, no esperaba que ella reaccionara de tal forma, era como si la Camila que conocia, la dulce chica inocente se hubiese refugiado en una fachada fuerte y valiente para evitar salir lastimada.

—Que ya no te quiero, me has causado bastantes problemas desde el dia en que te conoci y estoy harto de eso.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo