9. Ven Conmigo

[GERRARD]

Esa misma tarde

El reloj siempre es despiadado conmigo, las horas no me alcanzan para hacer lo que quisiera y es que después de aquel desayuno y la conversación que tuve con Alenka en el auto, volvimos a la empresa y una vez más nos comportamos como los dos profesionales que somos dejándonos consumir por las reuniones, proyectos y demás cosas, y dejando así nuestra pequeña apuesta a un lado.

Estoy a punto de irme de la oficina cuando recibo un mensaje a través de la app de citas, es de Roxana y al abrirlo respiro hondo “¿Podemos vernos hoy? Es que mañana tengo que salir de viaje”

Miro la hora, 6PM y veo que Alenka aun sigue en su oficina. Camino hacia allí me paro bajo el marco de su puerta y ella se me queda mirando —¿Te puedo ayudar en algo?— Me pregunta confundida.

—Roxana quiere adelantar la cita a hoy porque mañana tiene que salir de viaje ¿puedes venir?— Cuestiono.

—Voy a ganar un aumento de sueldo—  Dice divertida y se levanta de su silla —Vamos, ella no tiene ningún viaje, solo te quiere en su cama— Explica haciéndome sonreír. 

—¿Tú dices?—

—Estoy segura— Responde sin dudar.

—Le confirmare— Digo mientras abro la app y escribo.

“Nos vemos en una hora en el bar London”

—Voy a llamar a la niñera para que se quede un rato más con Alai— Me explica y sonrío.

—Si esta mujer me pide que la lleve a mi casa para que me acueste con ella le diré que mi sobrina se siente mal y compraremos algo de comer para ir con tu hija ¿te parece?— Le propongo y me mira confundida.

—¿No iras a divertirte con ella?— Me pregunta confundida antes de marcar.

—Jamás tendría sexo con una desconocida, no me creas uno de esos empresarios de los que salen en las películas o en los libros que tienen un cuarto en su casa donde atan a las mujeres ni mucho menos uno de esos que pasan cada noche con una mujer distinta… no sé que idea tienen ustedes en la cabeza de nosotros, pero lo más divertido que hacemos es ir a jugar golf, tenis e ir a cenas de caridad— Explico y se echa a reír.

—Has arruinado un mito con tan solo una frase— Bromea.

—Ya ves, asique si esta mujer cree que ira a encontrarse con uno de esos de los que lee en los libros, pues le tendré que decir que se equivoco— Comento y Alenka me sonríe mientras que salimos de su oficina y llama a la niñera de su hija.

De camino al auto ella termina de arreglar todos los detalles y escucharla y verla hablar con su pequeña es algo de lo más tierno del mundo, realmente le cambia la cara cuando lo hace y no sé si había visto a alguien con su mirada tan llena de dulzura como a ella en esos momentos —¿Por qué me miras así?— Me pregunta cuando termina la llamada.

—Te ves diferente cuando hablas con ella— Admito y sonríe.

—Soy diferente con y por ella… es extraño, pero mi hija lo transforma todo, es difícil de explicar— Me cuenta.

—Sabes, nunca se me había cruzado la idea de ser papá, pero no sé, creo que te veo hablar así de esa faceta de tu vida y podría llegar a considerarlo— Comento haciéndola reír.

—Si quieres practica con Alai antes de tomar una decisión, los niños son algo serio— Bromea mientras llegamos al auto.

—Creo que te tomare la palabra— Afirmo y nos subimos a mi auto.

—¿Estas listo para esto?— Me pregunta y la miro.

—¿Para que? ¿Para buscar a alguien con quien ser padre?— Cuestiono entre risas y niega.

—No… es decir… para intentar esto de las citas a ciegas o mejor dicho por las apps— Explica y niego.

—No, tampoco estoy listo para eso, no tengo ni idea de que decirle a una mujer… ¿Qué se le dice en una primera cita? ¿Qué te gustaría que te dijeran a ti?— Le pregunto mirándola fijamente y sonríe.

—Yo si creo que eres bueno, solo que no te has dado cuenta, se tú mismo y todo ira bien—

—Es que ese es el problema, no puedo ser yo con cualquiera ¿me explico?— Admito.

—Conmigo lo eres y digamos que técnicamente soy del genero femenino— Susurra.

—Tú eres diferente… eres… — Trato de decir y respiro profundo —Mejor vamos ¿si?— Digo y es que por alguna razón me nacen unas ganas tremendas de besarla, pero sé que no debo… no si no quiero joderlo todo entre los dos «¿Qué rayos es esto?» me reprocho mientras centro toda mi atención en poner el coche en marcha y tratar de conducir.

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