Pensamientos Prohibidos

Pues es verdad aunque quera negarlo, he pensado en el soldado israelí desde el momento que me dio pasó y se portó amable conmigo.

No quisiera hacerlo, no está bien, si mi padre se enteraría de mis pensamientos, recibiría azotes por cada pensamiento irrespetuoso que tengo en torno de ese soldado y no solo por ser hombre sino por ser israelita.

Mi padre es muy estricto especialmente conmigo y con mis hermanas, mis hermanos tienen muchas más libertades que nosotras y nosotras sólo debemos aceptarlo y obedecerlo, ya estamos todas comprometidas para distintos matrimonios hasta mi hermana más pequeña que tiene recién siete años ya está comprometida a un hombre de treinta y cinco años, mi padre dice que se hacen muy buenos negocios con las hijas mujeres, aunque él tiene que dar una dote por cada una de nosotras gana un yerno con poder dentro la sociedad y es lo que le importa.

He visto que las mujeres que han logrado estudiar se han revelado ante esto, pero sinceramente, yo tengo mucho miedo a mis padres y a mis hermanos...permitir que mis pensamientos se los adueñe un israelí no está bien, se supone que son "el enemigo"

Sinceramente he luchado con esos pensamientos evitando pasar por el mismo lugar donde nos vimos por primera vez, aunque muchas veces es difícil ya que hay muchas personas que les gusta provocar a los soldados, como mi hermano Karim,  yo soy distinta a ellos prefiero evitar problemas.

****

La noche anterior no dormí casi nada, hubo disturbios toda la noche, y estuve en vela esperando que pasarán, como no pude dormir, me tuve que levantar cansada está mañana, me arreglé rápidamente por qué ya estoy atrasada y salí de casa con dirección a la academia. Los disturbios no pararon, pero tampoco quiero perder más clases.

Mi hermano Karim como es su costumbre siempre que salgo me acompaña unas cuadras y después se va a trabajar con mi padre, hoy no fue la excepción, aunque me tiene harta que lo haga debo aceptarlo sino mi padre me castigaría con la vara de madera y odio que lo haga.

-¡Puedo caminar yo sola! - exclamo furiosa y fastidiada.

-No refunfuñes Nadhid, tú debes hacer lo que nosotros te ordenamos, - grita molesto-  no entiendo qué ganas con estudiar, te casarás y tendrás que tan sólo dedicarte a tu marido y a los hijos que tengas con él...

-¡Me gusta estudiar! - grito molesta

-¡No me grites! - Karim me aprieta del brazo muy fuerte y me mira con el ceño fruncido - Sabes que puedo golpearte, mi padre me dio su bendición para hacerlo.

-¡Suéltame! - hago fuerza para soltarme pero Karim me aprieta con más fuerza y hace que me duela el triple el apretón.

La gente pasa por nuestro lado y nadie se mete, nadie se inmuta de lo que mi hermano me está haciendo.

Mis lágrimas empiezan a caer por mi rostro tras el velo,  decido que es mejor aceptar y pedir disculpas para lograr soltarme antes de terminar muy lastimada.

-Está bien, está bien...tienes razón, disculpa mi atrevimiento...- al borde de estallar en llanto, Karim me suelta, sigue molesto, con los ojos inyectados de rabia.

-No sé te ocurra volverte una de esas rebeldes que les gusta dar la contra a las leyes de Alá.

-Sí...- bajo la mirada de manera de responder a mi hermano - disculpa, obedeceré.

-¡Mas te vale, Nadhid! - gruñe y me deja en la esquina, después se va por su lado, por mi parte me quedo temblando todavía, muy asustada, después de dar un largo suspiro para tranquilizarme empiezo a caminar con dirección a la frontera, lo bueno es que Karim no le gusta acompañarme hasta la academia sino sería una tortura todos los días para mí.

La verdad que mientras camino no puedo calmar mi llanto, aunque lo intenté, lloró de miedo y de frustración.

Mi padre y mis hermanos son muy crueles con mi madre, con sus otras esposas y con mis hermanas, todas debemos actuar de acuerdo a lo que ordenan ya que lo debemos hacer, ellos mandan en casa.

Llegó a frontera, me topo con algunas personas que están peleando con los soldados, otro de tantos días en que hay confrontaciones, prefiero ir por otro lado.

Doy vuelta, aunque no lo desee, camino directo al paso donde me encontré hace unos días con ese soldado que fue amable conmigo. Espero no toparme con él, puesto que está prohibido que mi mente piense en el enemigo y sé que sí me encuentro con él, mi mente maleducada lo hará y el castigo será peor.

A lo lejos veo a dos soldados, parados charlando uno con otro, trago saliva, creo que no podré seguir, no me dejarán pasar, lo bueno es que no está él, así que decidí dar vuelta sobre mis pasos y volver, tendré que perderme las clases de hoy.

Doy unos cuantos pasos y me topo de frente con alguien que me detiene en seco, ya que no me da pasó para que siga adelante.

-Disculpe - susurro con un hilo de voz.

-¡Oh...eres tú! - exclama la voz del soldado que reconocí al segundo.

Levanto la mirada, tapando el resto de mi rostro con el velo.

-Sí...- respondo con permiso...- intento sortear al soldado sin volver a mirarlo pero este no me da paso.

-Creo que tienes que ir por allá - comenta levantando mi rostro para que lo vea, el dirige la mirada en la dirección donde yo debería ir.

-Ehhh... - vuelvo a bajar el rostro, no tengo permitido mirar a ningún hombre por mucho tiempo y peor a un hombre que no es musulmán.

-¿Estuviste llorando?

-No...- respondo cortante -creo que debo irme.

-¿Recuerdas lo que me dijiste?...-hago un silencio, no quiero recordar lo que dije, no sé me está permitido - podemos ser amables uno con otro.

-Puedo ser que tú pero ¿Tus compañeros?

-Ellos no están viendo.

-No me dejarán pasar - respondo mientras rehúyo su mirada, prefiero mirar al piso me estoy poniendo muy nerviosa, no sé qué me está sucediendo con este soldado.

-De eso me encargo yo - escucho de su voz y miro por un segundo al soldado mientras se da vuelta para dirigirse a la tranca, debo aceptar que es muy simpático pero está muy mal pensar en eso sí alguien se daría cuenta de mis pensamientos estaría en muchos problemas.

Observo como el se dirige hacia sus compañeros, no sé qué les dice pero ellos se alejan sin decir una palabra y me dan paso para que prosiga.

-¡Dale,  puedes pasar! - lo escucho decir mientras se acerca a mi dando largas zancadas - el otro pasó está muy lejos y en el otro hay problemas.

-Sí, lo sé, "shukraan" (1)...- agradezco mirando al piso mientras me tapo con el velo, sé que intenta mirarme mejor pero no lo dejo, no puedo permitir que me vea, mi padre y mi hermano me romperían la espalda a golpes si ven esto.

-De nada... - responde con voz entusiasta.

Empiezo a caminar sin volver a verlo, pasó por la tranca sin mirar a los otros soldados después me dirijo a la academia, pero de vuelta mi mente se llena de ese soldado, ¿Por qué es amable conmigo?

No tomo atención a la clase, escucho a todos hablar pero no sé lo que dicen, mi mente sigue llena de pensamientos prohibidos. Esto está mal, yo no debería pensar en él, es un "Haram" (2), mi padre me romperá la vara en la espalda si se entera que estoy hablando con un soldado israelí y con justa razón.

Pensar en esto está prohibido y no debo hacerlo.

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1. Shukraan : Gracias en Árabe.

2. Haram: Pecado en árabe.

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