El compromiso

Nuestro buen amigo Jasper, confidente, causante de nuestro amor, padrino de la pequeña Graciela, por fin había encontrado el amor. De modo que Yvonne y yo viajamos por primera vez a la ciudad, nos quedamos en un hotel y completamente solos. Al principio estaba renuente pues serían dos días sin la niña pero mamá la convenció de que Graciela ni lo notaría y así partimos.

Para la reunión vestimos muy formales, ella de traje azul marino sin mangas y espalda descubierta, largo hasta la rodilla, zapatos altos negros que estilizaban su figura, su caminar con el vaivén de sus anchas caderas y apenas un asomo de sus redondos senos. El cabello lo recogió en su típica cebolla mejor arreglada con hebras descuidadas, este parecía amoldarse sólo al estilo. El rostro lo maquilló muy bien de rojo, esa noche no podría darle besos fortuitos, quedaría manchado.

-¡Estas muy sexy!-Le dije.

-Gracias, tú también-Vino hasta mí y estiró mi corbatín azul marino hacia abajo, yo vestía de traje negro con camisa gris tenue. Me arreglé lo mejor que pude el bigote que se unía con la barba y mi cabello lo engominé hacia atrás-romperás corazones.

-Has querido que me deje esta barba, no creo que rompa muchos corazones así-La atraje por el talle.

-Eres lo mejor que hay hombre con barba, que te lo digo yo.

Aposté a eso, sin embargo, cuando llegamos al comedor del agasajo el aire europeo y sensual de mi esposa llamó la atención de ambas familias, mucho más del lado masculino. Jasper corrió a recibirnos, parecía feliz, vestía muy bien, de verde oliva, chaqueta de gamuza muy abrigada, nos presentó a su novia, una muchacha que no pasaba de los veinticinco años con mirada verde inteligente, cabello tan corto como él y bonita sonrisa, después saludamos a sus padres y me tocó a mí presentar a mi esposa, de la que ahora más que nunca me sentía orgulloso.

Nos dividieron en la mesa, a mí me sentaron junto con sus primos y a ella entre la novia y unas amigas, se desenvolvía muy bien en la recepción, lo que me hizo pensar que a esto estaba acostumbrada y no sabía si lo extrañaba. Estaba tan relajada que respondía a los interrogatorios de estas con respecto a mí, y a como me conoció y luego me miró y me sonrió pestañeando como gatica coqueta. Yo por mi lado no era interrogado sobre ella, más bien que estaba desaparecido y que debíamos reencontrarnos pero aunque yo también reía relajado sabía que no podía encontrarme con ellos en el futuro.

Más que una cena para conocernos, se trataba de comunicarnos que estaban comprometidos y nos informaron que en seis meses se casarían, octubre, los novios se besaron muy enamorados y nosotros nos miramos cómplices levantando nuestras copas, me sonreía extasiada, lástima que anduviera en el otro extremo. Cuando bebió su sorbo se puso seria y miró alrededor antes de sentarse, quizás ella hubiese querido algo como esto, pero estas familias parecían llevárselas muy bien, por lo menos sus narices se parecían mucho. Jasper era Gallo y la futura novia, Carla Desiato, sus familias estaban felices, en cambio pensar en la actitud de la madre de Yvonne ya causaba miedo.

Después de la cena pasamos a un salón de la casa, los Gallo contaban con estancias amplias, decoración sencilla pero con estilo y música de bolero, muy romántica y bailable.

Me disculpé con lo grupo de compañeros y fui hasta ella.

-¿Bailamos? –Le pedí extendiéndole la mano, gesto que la tomó por sorpresa y tardó en procesarlo. Sus compañeras me miraron casi derretidas, hasta Lidia, la hermana menor de Jasper me miraba extrañamente.

-Sí. –Por fin la aceptó-¿me disculpan? –Dejó su copa conmigo en una mesa y caminó a mi lado hasta llegar donde bailaban otras cuatro parejas, incluyendo a los recién comprometidos. Era la primera vez que bailábamos en serio, en una pista, con extraños alrededor, frente a otras miradas, quizás esto también lo extrañaba, todo lo que traía consigo un noviazgo. Cuando salíamos a cenar la pasábamos muy bien pero caíamos en el tema de Graciela y su crecimiento, de Betel y de nuestro futuro que ya era obvio iba a seguir un camino juntos. Cuando la acerqué por el talle y mi mano cubrió su espalda descubierta se sintió muy bien, ella con naturalidad siguió el ritmo, con una mano en mi hombro y la otra en la mía podía percibir todo su perfume ahora que estaba tan cerca, estaba tan quieta, tan liviana que ni la respiración la escuchaba. Apacible y callada imagino contemplaba el escenario y las otras parejas que se unían a la pista en el espacio improvisado.

-¿La has pasado bien?

-S-si-Respondió bajito ya penas si sus dedos se movieron en mi hombro, me incliné un poco más para estar más cerca y no le insistí en preguntar más, dejando que la música depositara un recuerdo entre nosotros.

Jasper estaba tan feliz que sus verdes ojos eran focos sin pestañear, y la ya novia formal se cubrió la boca cuando después que la pieza terminó él saltó y entró con un perfumado bouquet de rosas rosadas tan pálidas y sedosas que parecían blancas, se acercó a ella y sin disimular su ansiedad la besó.

Yvonne y yo nos tomábamos de la mano y como el resto nos emocionó eso y la entrada de un mariachi con cantantes de primera. De nuevo aparecieron más copas y más aperitivos sabrosos. Miré a Yvonne, sus mejillas no dejaban de estar rosadas y sus labios conservaban intacto el carmín.

-¿Te hubiese gustado algo así? –Le pregunté al oído, con esas hebras perdidas tan sexys.

-Lo nuestro es perfecto –Respondió alegre y sin más me besó en la boca, encontrando como siempre la brecha entre mis bigotes, yo me dejé querer sin poder evitar cerrar los ojos ante su aliento a vino tinto.

Después se distrajo en el bullicio de las canciones mientras yo y mis complejos nos sumergíamos en las dudas y las preguntas de sí me decía la verdad o extrañaba eventos como estos.

Después del mariachi hubo un momento de descanso y las muchachas vinieron por ella para ir al baño y retocarse, me lanzó un beso en la distancia y la vi alejarse con su acostumbrado ritmo en las posaderas. Tomé el resto de mi whisky y fui con los muchachos donde también Jasper estaba y nos abrazamos, feliz por él sí me encontraba.

La cosa no terminó ahí, la música continuó, muy movida. Yvonne no daba señales de querer bailar, había calado muy bien en el grupo de mujeres y reía aplacer, yo me alegraba por ella, eran mujeres de su edad aunque la pasara bien con mamá le hacían falta esas relaciones.

-¿Cómo la están pasando? –Me sorprendió Jasper mientras la veía.

-¡Bien amigo! Estoy feliz por ti-Lo abracé, él sudaba, acababa de dejar de bailar-Yvonne no ha parado de charlar y reír con las amigas de tu novia.

Miró hacia ellas.

-Es que se entienden muy bien Ensuan, tres de ellas son portuguesas, Yvonne está hablando en su idioma y con sus costumbres.

-Ah-Golpeó mi hombro y se alejó de nuevo a la pista, yo continué mi charla con los primos de Jasper.

A las cuatro de la madrugada comenzaron a salir los invitados, ya Yvonne llevaba rato junto a mí, seguía animada, con sus pestañas largas revoloteando y sus cejas gruesas subiendo y bajando.

-Ha sido un placer conocerte Carla-Se despidió de ella con un abrazo correspondido.

-Te espero por aquí para queme acompañes en los preparativos, tenemos que conocernos mejor-Le dijo esta ya sin pizca de maquillaje y despeinada.

-Seguro que sí, vendré con Graciela.

-¡Me encantaría, Jasper está loco por tu beba! –Volvieron a abrazarse y Jasper y yo levantamos las cejas con burla, después nos dirigimos a la camioneta.

Hacía tiempo que yo no asistía estos festejos, a Ayarit le gustaban mucho y por lo visto aunque con otro comportamiento a Yvonne también. Le abrí la puerta y la ayudé a subir, alrededor otros partían, yo subí y encendí.

-¿Te gustó? –Le pregunté.

-Todo estuvo delicioso, animado y muy romántico-Respondió sin poder borrar su sonrisa.

-Sí, Jasper celebró por todo lo alto su compromiso-Comenzamos a movernos, la madrugada en la ciudad no era tan solitaria como en el campo.

-Jasper tiene una familia numerosa-Nuestras voces hacían un sonido hueco en el auto.

-Sí y por lo visto la novia también.

-Todos son muy simpáticos, a pesar de que fue algo íntimo todo estaba muy organizado-Siguió aún fascinada-extrañé a Isabel, hubiese sido perfecto que pudiese estar en próximas oportunidades y no quedarse en casa por Graciela.

-No se queda obligada mamá la adora y la cuida con gusto.

-Sí, pero también le gustan las fiestas y Jasper ha sido organizador con ella muchas veces, me gustaría venir con ella.

-Ummm, de todas maneras no te faltó compañía-Lo dije casual y aún no me entendía yo mismo.

-No, claro que no, la he pasado muy bien con todos, hasta he coincidido con paisanos y me han invitado a conocer algunos lugares de aquí, claro he tenido que negarme pero me han simpatizado mucho-Hablaba y hablaba con un ánimo que no le conocía, movía sus manos de otra forma y sonaban sus pulseras y brillaban los anillos además de el de casada- Ensuan, ¿estas eran tus relaciones cuando estudiabas aquí?

La miré de reojo, las cosas se voltearon, giré a la derecha y llegamos al hotel, el estacionamiento en silencio y un vigilante al fondo.

-Más o menos-Dije y apagué el motor, ella me conocía, desde un principio supo por donde yo venía y me dio esa estocada., así con su carita y su vocecita.

Sus tacones hicieron eco en el lugar cerrado, subimos al ascensor y paramos en el piso tres donde nos alojábamos, en cuanto entramos se quitó los zapatos y soltó su cabello, tenía gestos sensuales de los que ni ella misma tenía conciencia. Por mi parte solté las llaves en la mesita y solté el corbatín, durante toda la noche la estuve aguantando, después me senté en la cama para deshacerme de los zapatos y ella fue al baño.

-En tu casa...¿ibas a muchas reuniones como estas? –Le pregunté siguiendo mi papel casual.

-No. –Escuché el chorro del lavamanos-a veces asistíamos a matrimonios, comuniones, cumpleaños y compromisos pero yo no iba con frecuencia-Salió secándose la cara-María de Lourdes si, Fernando y yo nos dedicamos más al trabajo-entró al baño de nuevo y salió sin el vestido, ahora con una bata corta de seda beige con transparencias en la parte de los senos ¿la estrenaba? –Mamá es una gran anfitriona, casi tan buena como Isabel-Se detuvo frente a mi batiéndose el cabello, no me quedó más que mirarla toda-¿no te desvistes aún? –me sorprendió-si quieres lo hago yo-subí ambas manos entregado, como llevaba días sucediendo mi esposa era una caldera hirviente con líquido sustancioso y delicado en su interior, me dejé hacer, sometido a su lívido hasta verla jadeantemente satisfecha.

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