Capítulo 8 - Sueños Húmedos

Grecia...

Una semana que paso nuestra noche exquisita en mi habitación, pero, no he podido verlo ni siquiera un poco pues lo entrenamientos son jodidamente rudos. Solo espero poder estar con el nuevamente... ¡Mierda estoy cayendo!

Decidí solo relajarme y dormir... su dormir me vendría bien...

La ducha tibia me llama a relajarme bajo sus gotas, me desnudo para a ella entregarme... tras la puerta tu voz suena diciendo ¿Ya estás en la ducha? Respondo no amor... abres la puerta y ante mi desnudez te inclinas, sujetas mi miembro que den tan solo sentir tu mano se erecta, lentamente en tu boca lo introduces sin deja de masajearlo con tu mano y viendo mi expresión de placer, llevas al fondo de tu garganta mi erecto músculo y allí bombeo mis jugos saciando tu adicción...

Allí me dejas ardiendo de deseos y te marchas del baño con tu entrepierna mojada diciendo "lo terminamos después" saboreando lo que llevas de mi en tu boca.

Las horas pasan la cena termina y vendrá el postre, me pides servir el helado mientras vas al cuarto por algo... tras unos minutos vuelves ataviada de sensualidad, tacones, diminuta falda y una ajustada camiseta... tus labios rojos llaman mi atención y te beso apasionadamente, mientras te beso llevas mi mano a tu entrepierna que esta desnuda y mojada.

Sentados en el sofá disgustamos el postre entre besos y caricias, el helado se consume y los cuerpos comienzan a arder... mi mano acaricia tu intimidad y te observo gemir tu expresión cambia... tu mirada me pide poseerte, me pierdo entre tus piernas bebiéndome tu candente licor intimo... tu clítoris es el juguete preferido de mi lengua que luego de ese postre esta helada y sientes ese frío sacudir tu sentido... no quiero parar es mi adicción tu gemir, tus movimientos, el fuego que sale de ti... entre gemidos me pides que te tome, que te penetre, te recuestas en el sillón, elevas tus piernas mostrándome tu desnuda y mojada intimidad que comienzo a penetrar, todo mi peso esta parece concentrado en ese viril músculo que muy profundo quiere llegarte provocándote gritos de placer un dolor que dices disfrutar al sentir que estoy muy dentro de ti.

Llegas al orgasmo por segunda vez al ver el movimiento frenético de mis caderas que llevan mi erección con dureza a tus profundidades, te doy un respiro tan solo para que te inclines ante mi mojado miembro, veo como tu lengua lo recorre llevando mi jugos a tu garganta, abres tu boca y dentro de ella siento como me succionas... yo me esfuerzo para liberar allí más jugo que te embriague de delirio.

Momento de caricias, momento de que las manos... los dedos llevan nuestra humedad a partes eróticas de nuestro cuerpo, de espalda frente a mi te posas, entre tus piernas mi virilidad a las puertas de tu vagina esta, un solo movimiento tuyo y dentro de ti me llevas, te sujeto por la cintura y por tus pechos, a pasos coordinados y lentos avanzamos a nuestra cama. Allí juntos nos dejamos caer, levantas tu trasero para que te disfrute a plenitud con mi erecto pene. Un momento de juego nos tomamos, un pequeño bombón helado coloca en tu boca, tomas otro y lo untas en tus senos... con el frío chocolate marcas un camino que baja por tu vientre y pones punto final al introducir ese exquisito helado en tu vagina... sin esperar deleito tus senos y observo ya deliras... bajo por ese marcado camino hasta que llego a tu intimidad usurpada por aquel bombón... lo extraigo con mi boca y lo vuelvo a introducir, te estoy penetrando con una helada tentación, gimes y te mueves el placer y delirio te dominan y me dominan también. Ya en mi boca lo último del helado consume... te volteas y me pides te penetre por atrás... lubrico tu pequeño ano y comienzo a penetrarlo, sientes dolor al lento avance de mi duro miembro... ya en tu profundidad deliras y son frenéticos tus movimientos a la vez gritas y pides que lo haga con dureza... parecemos a punto de enloquecer, estallaras en un gran orgasmo lo siento pues mi pene en tu ano a punto de liberar mi espeso líquido y mis dedos en tu vagina acompañando tus movimientos... el calor , la desesperación nos atrapa un grito tuyo libera el gemido mío de en la profundidad de tu cola haber estallado de placer.

Desperté agitada y frustrada... no puedo creer que este teniendo sueños húmedos y el protagonista sea el sabroso de mi tío... estoy loca.

— ¿Estas bien Grecia? — me pregunta Angela una de mis nuevas compañeras de cuarto, una rubia muy hermosa pero que, a mi parecer es la diosa del Hielo, es fría y directa... me cae de maravilla.

— Si, solo una pesadilla — mentí, no diría que mi entrepierna estaba deseosa de sentir aquella virilidad que tanto me volvía loca.

— Bien, descansemos que ya es hora...

— Si — asentí, me acurruqué nuevamente en mi cama y decidí no pensar en nada.

Escapamos al bullicio de la ciudad en esta cálida tarde... nos golpea el aire el rostro, despeina tus cabellos, a mi espalda viajas aferrada, tus manos abrazan con fuerza mi cintura, entre mis piernas viaja en nuestra compañía el estruendo del motor como música de libertad sentimos nos lleva a vibrar en este loco viaje.

Hoy esta moto es nuestro mundo, nuestro hogar... será nuestro espacio de todo lo prohibido... detengo la marcha en nuestro espacio de naturaleza escondido, mientras una fogata enciendo te liberas, a escondidas de mí, de tus ropas y me invade la intriga de ver que estarás por lucir en esta cálida tarde de viva naturaleza.

Me sorprendes caminando hacia mí, tan sensual, sexy... tus movimientos al acerarte ya comienzan a excitarme... vestida con una diminuta falda de cuero, una ajustada playera sin mangas te recuestas sobre el tibio asiento, no me resisto... me inclino ante ti pues mis primeros besos los voy dejando en tus suaves piernas y voy subiendo.

Subo apenas tu falda para descubrir que nada debajo traes y mi lengua comienza a acariciar tus húmedos labios íntimos... caricia tras caricia voy entrando como bebiéndome tus cada vez más abundantes jugos... dejo suaves roces a tu clítoris que parece pedirme lo adore... lo llene de deseos, te siento ya gemir y mi pene que parece desesperar por salir de mis prendas.

Tu deliciosa viscosidad llena mi garganta... te siento llegar y en mi boca siento me regalas tu primer orgasmo. Desciendes ahora hasta mi liberado pene, con tu lengua vas saboreando mis jugos, lo acaricias, lo llevas a la profundidad de tu boca y siento como succionas y yo voy liberando en tu garganta mi intimo licor que al beberlo pareces de delirio embriagarte.

Recostado sobre la moto, me montas... locura total siento al estar dentro de ti, tus manos se aferran al manubrio y tus movimientos me llevan muy profundo en ti, veo tus pechos danzar libres al compás del movimiento de tus caderas, me sujeto a tus nalgas acariciando desde atrás tu excitada vagina... llevo mis húmedos dedos al pequeño botón que es tu deseado ano.

Yo desnudo y tú con tus sensualidad desarreglada, nos tomamos unos instantes de la penetración para yo poder besar tus labios sentirnos los íntimos sabores en las bocas... ansío besar tus pechos, dejar jugar a mi lenga en tus pezones que los siento erectos de deseos.

Te recuestas sobre el asiento, desde atrás vuelvo a penetrarte profundamente, entre el vaivén de mi cadera gimes, liberas tu grito de placer al llegar de nuevo al orgasmo con mi pene muy profundo en ti.

Te creo lista, humedezco tu ano y lento y suave voy entrando abriendo tus nalgas, sientes dolor, pero a la vez placer me pides no me detenga.

Ya en la profundidad de tu, hasta ahora, prohibida intimidad, comienza a entrar y salir mi erección creo enloquecer al sentir el ir y venir de mi pene en tu estrecho ano... me pides ya acabar y en unos movimientos de tus caderas me llevas al estallido de mi blanco final dentro de ti.

— ¡Grecia despierta! — sentí como alguien me movió y me desperté asustada.

— ¿Qué pasa? — pregunte temblando.

— ¿A ti que te sucede? — inquirió Angela — estabas temblando, ¿Segura que estas bien? — se sentó en mi cama y toco mi frente.

— Si solo es una locura que ya pasara... — me levante de golpe directo a al ducha — denme cinco minutos y salgo corriendo.

— ¡Entendido, te contamos en tiempo! — gritaron las dos, la otra chica se llama Britney, es igual rubia, pero con un carácter dulce y hermoso, siento que por fin tendré amigas.

Me metí a la ducha, hice todo con rapidez y Sali con ellas a tiempo para el nuevo entrenamiento y la asignación. Llegamos al lugar y nos pusimos en nuestros lugares escuchando las instrucciones del Teniente coronel.

Me lleve una gran sorpresa al saber que entrenaríamos en escuadrones mixtos, pero sobre todo que estaba al saber que en ese escuadrón... estaba mi tío. Mi corazón salto de alegría y el pudo notarlo. Esos sueños que estaba teniendo me ponían nerviosa y ansiosa, quería repetirlos con el... si ya estoy loca... deseosa.

Sabía que teníamos mucho en juego, pero... ¿Solo una vez mas no? No podía pasar nada malo si queríamos tener sexo, al final solo era eso sexo.

Después del calentamiento pedí permiso para ir a los baños, los de mujeres estaban mas alejados puesto que éramos muy pocas. Que ironía. Llegue hice mis necesidades y cuando me disponía a lavarme mis manos alguien me arrincono entre el lavabo y beso mi lóbulo.

— No tienes idea de cuanto te deseo — esa varonil voz, esa exquisita fragancia me volvieron loca.

— Y yo... — sentí restregar su erección contra mi trasero, jadeaba ante la fricción que estaba probándome.

— Vamos que deseo enterrarme en ti — tomo mi mano y me llevo hasta el ultimo sanitario, cerro la puerta y me puso contra la pared besando mi cuello.

Bajo mi pantalón y mis bragas al mismo tiempo, escuche el sonido de su cierre bajando y mi interior ansiaba ese duro miembro que se restregaba contra mis nalgas.

— Estas húmeda, lista para mi... — toco mi vagina con sus manos excitándome demasiado — estas lista nena... — expreso y de un solo empuje me penetro con todas las ganas del mundo. Gemía con fuerza, su pene es exquisito.

Estábamos en un baño militar haciendo locuras y era algo que me prendía, sentir como mis adentros se adueñaban de su miembro era la jodida gloria. Me embestía con fuerza perdiéndonos en nuestro ahogados gemidos. Nuestros cuerpos se extrañaban, lo sabíamos de sobra. Solo era sexo, debía repetírmelo, solo sexo y nada más... aunque fuera la mas excitante experiencia que alguna vez haya yo vivido.

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