Llegó el esperado viernes y en toda la mañana estuve ansiosa de que llegara la noche. Convencí a Camile y a Stella para que fueran conmigo al bar, obviamente no les dije sobre mis planes secretos, sólo sería aparentemente una noche de amigas en la que nos divertiríamos mucho.
Llegué a eso de las dos de la tarde a mi casa y desde esa hora me estuve esmerando por arreglarme y perfeccionar cada aspecto de mi cuerpo y mi cara. Tenía que lucir perfecta.
Mientras me duchaba me aplique una cantidad de cremas que me dejaron la piel súper tersa, suave y brillante.
Todo estaba perfecto.
Recibí un mensaje de Camile diciéndome que estaban en la recepción esperándome.
-- Adiós mamá-- dije mientras corría apresurada de un lado para otro.
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