La sangre

            Me acerqué un poco para enfocarla bien, su vientre estaba abultado, llevaba una bata celeste con un lado en la parte superior del mismo color, sus pies se hallaban descalzos, así que mientras me iba acercando pude deleitarme viendo sus diminutos dedos, pintaditas las uñas de blanco. Convencí a mi mente que mamá estaba muerta, pero tantos días sin verla me hicieron desistir y adorar toda su imagen.

            -Oh, María ya te despertaste.

            Me sonreía, una hermosa sonrisa de esas que sólo las madres pueden dedicar, sus dientes eran los de siempre, sus ojos negros brillantes y su cabello corto, llevaba una cinta amarrada del mismo color del traje, pude notar que mamá en ese momento lucía más joven de lo que recordara, tal vez er

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