Llegando la hora de regresar, mucho antes, volví y toqué las flores de mamá, la señora Manrique las mantenía muy bonitas, había tenido que esforzarse un poco entre las de ella y las de mi madre, eso si, las palmas que ella conservara tan bien adentro de la casa no eran las mismas.
-Oye María,-Me dijo acercándose la señora Leticia.-la hemos pasado muy bien ¿no es así?
-Si, si, gracias señora Leticia, cuide mucho a Emanuel.
-Desde hace días he querido entregarte algo.-Miró alrededor, todos estaban lejos, papá y el abuelo veían algo en el auto del doctor Caster y Emanuel jugueteaba con Diego.