Capitulo 6: Fingir al Amanecer

[MAURO]

Al día siguiente: 16 de mayo

Abrir mis ojos y verla a ella abrazada a mi no es algo que esperaba. Los recuerdos de todo lo que conversamos ayer regresa a mi mente y recuerdo el ataque de pánico y la manera que ella me tranquilizo. Definitivamente Danna es la mujer más fuerte que he conocido, y es que no cualquiera podría resistir todo esto ni mucho menos haberse preparado como ella lo hizo. Intento no moverme para no despertarla, se ve tan tranquila… Casi como un acto reflejo, mi mano comienza a acariciar su cabello suavemente hasta que sus ojos azules me sorprenden y me detengo —Perdón— Me disculpo alejando mi mano y ella al darse cuenta de que está abrazada a mi, se separa de inmediato.

—Perdóname tú a mi, no sé en que momento termine de este lado de la cama— Se excusa y se sienta cruzada de piernas en la cama y mira al reloj que hay sobre la mesita de noche —Son las 8, tenemos el desayuno con tus padres a las 10, creo que deberíamos ir alistándonos— Sugiere.

—Ve a ducharte primero si quieres, yo tardo diez minutos— Bromeo y asiente.

—De acuerdo, tratare de no tardarme mil horas— Me asegura y rápidamente se levanta de la cama, busca su ropa y va al baño.

Por mi parte, agarro mi celular y comienzo a revisar un poco todo lo que se dice en los medios acerca de mi nombramiento como presidente de la empresa, y si, efectivamente mi nombre está por todos medios de comunicación referentes a economía y negocios. Estoy completamente inmerso leyendo un articulo, cuando de pronto escucho el beep del otro celular y rápidamente me levanto de la cama, y voy por este que está en el bolsillo de mi pantalón. Apenas lo saco, veo un mensaje encriptado y de inmediato lo desbloqueo con la clave que nos fue dada.

//Felicidades, la fase dos del plan ha sido concluida con éxito, muy buen trabajo, sigan así. J.K.//

Al no leer la letra “R”, sé que no debo responderle y por ende guardo el celular en su lugar. Me dispongo a regresar a la cama, cuando ella sale del baño envuelta en una toalla y con otra en su cabello —Ve a ducharte, yo me cambio aquí— Me indica y asiento.

—Oye, escribió J.K. nos felicita por haber concluido la parte dos del plan con éxito— Le informo y se sonríe.

—Perfecto, al menos aprecian lo que hacemos— Bromea y sé que intentamos tomar todo esto de la mejor manera posible, aunque muchas veces pueda ser complicado.

—Eso parece…— Respondo mientras busco mi ropa —Iré a ducharme, no quiero escuchar quejas de mi padre por que llegamos tarde— Comento y rápidamente me meto al baño.

[…]

—¿Listo? — Me pregunta Danna cuando termina de colocarse los pendientes y si hay algo que siempre la caracteriza, es su elegancia. Viste un mono de pantalón largo color blanco con accesorios de oro y unos tacones del mismo color que su ropa.

—Si, ¿tú? — Cuestiono y asiente.

—Lista— Responde y se gira para verme —Acomódate el cuello de la americana— Me pide e intento hacerlo, pero ella se acerca a mi —Así— Señala mientras acomoda el cuello de mi americana y yo tan solo la observo.

—Definitivamente eres la esposa perfecta, con razón mi madre te adora— Expreso sonriente.

—Se decepcionará cuando sepa que no lo soy— Responde y se sonríe.

—Falta bastante para que lo sepa, mientras tanto, ella es feliz— Murmuro y cuando ella termina de acomodar el saco, se aleja, toma su bolso y va hacia la puerta.

—Mauro, vamos— Me pide y rápidamente me acerco a ella.

—Vamos— Reitero y salimos de la suite.

A medida que vamos atravesando las diferentes partes del hotel, la mirada de los huéspedes se va centrando en nosotros dos y sé que más específicamente en ella, ya me he acostumbrado a todo esto y creo que ella también, siempre ha sido así desde el día que nos conocimos.

—Allí están tus padres— Señala cuando entramos al restaurante y al acercarnos a ellos, mi madre es quien se pone de pie primero y se acerca a nosotros.

—Hijo, bienvenido… nuera querida…— La saluda a ella con una genuina sonrisa dibujada en su rostro.

—Buenos días— Los saluda ella y luego mi madre de inmediato vuelve a tomar asiento al igual que mi padre.

—Anoche se han ido temprano de la fiesta— Comenta mi padre mientras que Danna y yo tomamos asiento en las sillas ubicadas del lado opuesto al que ellos están sentados.

—Estábamos un poco estresados por toda la situación y decidimos irnos a nuestra suite, espero que lo sepas entender papá— Miento y veo a mi padre sonreírse.

—Aha… estresados…— Murmura y mira a mi madre.

—Recuerdo perfectamente cuando tú y yo estábamos estresados— Le dice mi madre a mi papá y si, este es un momento incomodo.

—Oigan, que estamos aquí— Me quejo.

—Lo sabemos hijo— Me responde él y luego mi madre nos mira fijamente.

—La pregunta aquí es ¿Cuándo nos darán un nieto? — Nos pregunta y Danna de inmediato deja el menú sobre la mesa y me mira —¿Le dices tú o se lo digo yo? — Me cuestiona mi esposa y no tengo idea de que es lo que trama, hasta que de repente siento su pie tocando mi pierna y me doy cuenta de que tiene un plan.

—Cuéntale tú mi vida— Respondo inmediatamente y ella me sonríe para después mirar a mi madre.

—Señora Verónica, si fuera por mi, yo le daría un hijo ya mismo a mi esposo… usted no tiene idea de las ganas que tenemos de ser padres, pero me estoy teniendo que someter a un tratamiento antes, no sé si me entienda… la verdad que no tengo muchas ganas de entrar en detalles, pero si todo sale bien de seis meses a un año, Mauro y yo vamos a poder tener un hijo— Inventa y por dentro rio de lo astuta que ha sido.

—Pero ¿si podrán tener hijos? — Intercede mi padre y ella asiente.

—Por supuesto, es un tratamiento bastante común, es más que nada para no pasar por abortos espontáneos y todo eso, pero no se preocupen, ¿si? — Ella me mira y yo le sonrió para luego acercarme a sus labios y es que cualquier matrimonio normal en estos momentos harían esto.

—Falta poco mi vida— Susurro y siento su dedo índice en mi cintura haciendo la señal de que debemos fingir un beso. Le sonrió cerca de sus labios y haciendo lo que mejor nos sale, la beso para continuar con nuestro teatro.

Ella lleva su mano a mi nuca y me aprisiona a su boca de una manera que podría convencer a cualquiera de lo que sea —Ey que no están solos— Nos regaña mi padre y es justamente eso lo que queríamos conseguir.

Lentamente nos separamos, nos sonreímos y nos quedamos así por un momento —Lo siento, nos cuesta un poco separarnos… ya saben que estamos locos el uno por el otro— Murmuro sin dejar de mirarla.

—Disculpen— Escuchamos una voz femenina que yo reconozco muy bien y definitivamente no esperaba que aun estuviera aquí.

—Si Natalia, ¿Qué ocurre? — Le pregunta mi padre y apenas puedo mirarla.

—Hay una periodista que quiere hablar con Mauro, creo que sería muy bueno que fuera— Explica y cuando nuestras miradas se cruzan, puedo sentir que por dentro ella me reclama cientos de cosas.

—Ve amor, yo me quedo aquí con tus padres— Me alienta Danna y asiento.

—Ya regreso, ¿sí? — Le dejo saber y aunque me duela, sigo con mi teatro y me despido de ella con un beso para después levantarme de la silla e ir con Natalia —¿Cómo se llama el periodista? — Pregunto mientras caminamos y ella se detiene.

—Hernán, pero después tú y yo vamos a hablar— Me advierte y soy consiente de que en esa conversación ella puede salir aun más lastimada.

—Como quieras— Es lo único que le respondo y seguimos con nuestro camino.

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