CAPITULO 4

Carla acompañó a desayunar a su nieta y Alice ya había llegado con su ropa para quedarse a vivir con su linda niña, la adoraba, se acomodó en la habitación contigua y fue a la cocina para desayunar con ellas, la señora que cocinaba la apreciaba mucho a la nana, cuando terminaron se fueron a la habitación de Jenna, pues no iba a ir todavía a clases tenía permiso por tres días por el luto de su mamá.

Mientras en casa de Dereck ya había despertado, pero no quería ir todavía a la empresa, pues su conciencia no estaba tranquila, se levantó, fue al baño, ya había salido dándose su baño matutino, cuando escucho la voz de su hijo afuera de su puerta.

—Papá, ¿puedo entrar? —Estaba solo con su bóxer, pero era su hijo y contesto

—Entra hijo — Se quedó parado mirando la puerta abrirse y asomo Marck más tranquilo, cerró la puerta tras Él y fue directo donde estaba su padre para darle un abrazo muy apretado, logrando hacerlo sollozar

—Hijo, por favor, per… dóname, quiero decirle a tu mamá, la culpa me está matando, me arriesgaré que se divorcie de mí aunque me va a doler la amo

Marck conocía a su padre, le encantaba tener sexo afuera, pero jamás dejo de amar a su madre, nunca pensó en dejarla, sin embargo, lo que pasó hizo saltar su conciencia, la culpabilidad era lo que lo tenía mal, adoraba a su nuera y a su nieta.

—Papá… lo pensé mejor, tú no sabías que Judith iría a la empresa, además tu culpa fue de no avisarme lo que pensabas hacer, otra era que si deseabas hacerlo podías planearlo, que fuera en algún motel, creo que nadie tiene culpa aquí, mi esposa quiso… darme una sorpresa de… amor (sollozo Marck al decir eso) y sucedió otra cosa dolorosa, además papá tu nieta te ama, mi mamá te ama, yo te amo, por favor papá trata de olvidar, yo… lo voy a hacer por mi hija, no quiero causarle traumas

Dereck lo observaba y escuchaba, pero suponía que iba a ser duro callar, más que todo delante de su adorada nieta y dijo.

—Hijo yo… no sé si pueda cuando Jenna me abrace, la culpa me va a doler en el corazón

Marck se sentó a considerarlo, a meditarlo, se dio cuenta de que esto era muy duro para su padre, le iba a ocasionar problemas no solo con su familia hasta con sus negocios, va a estar con su conciencia a punto de explotar y no tendrá cabeza para nada, pero una idea se le cruzó por su mente y se levantó para decírsela.

—Papá… tengo una idea —Dereck lo miró con atención y Marck dijo

—Viaja a Canadá como si fueras de negocios y entra al psiquiátrico de tu amigo, el Dr. Harding, siempre ha sido tu confidente, le cuentas lo que pasó, estoy seguro de que te ayudará, lo llamo y le digo que te espere en el aeropuerto, por favor papá te amo, no quiero perderte, si sigues así te vas a volver loco por la culpa

Dereck se sentó en la cama pensativo y comento —Está bien hijo, lo haré por ti, por mi esposa, por… mi Jenna, por ella no quiero que sufra más todavía.

Marck abrazó a su padre de la buena decisión que tuvo, ni corto ni perezoso, llamo al doctor Harding, le contó lo sucedido y le contesto que ayudaría a su padre a superar lo que estaba sintiendo, que no se preocupe, que pondrá todo de su parte para lograrlo recibiendo el agradecimiento de Marck qué cerro la llamada y expreso.

—Ya está papá, voy a reservarte un vuelo para hoy mismo —Dereck lo observo y dijo

—Pero Marck, ¿tan pronto? —Miró a su padre contestando

—De una vez papá, por favor, debes hacerlo, no debes demostrar tu estado de ánimo, debes irte antes de que alguien se dé cuenta, así que vamos primero a tu empresa para que dejes conocimiento a tu asistente y se quede al frente de la empresa, yo iré de vez en cuando a ver cómo va todo, además Gustav tiene 15 años en la empresa y es de tu absoluta confianza

—Es cierto, ya lo he dejado algunas veces al frente, está bien hijo, vamos entonces

Los dos fueron a la empresa de Dereck que hablo con Gustav dándole las instrucciones de todo y se despidió de Él, mientras Marck llamo al doctor avisando que su padre llegaría a las 6 pm que lo espere en el aeropuerto, lo que fue aceptado de inmediato.

Marck llamo a su empresa avisando que llegaría tarde, en cambio, fue a su casa para que se despida de Carla y de Jenna, le pidió que sea fuerte, que solo esa vez la vería que disimule, Dereck se lo prometió, pero iba a ser duro hacerlo, una cosa es decir que si y otra es cumplirlo.

Desde el momento en que llegaron en el auto Dereck estaba nervioso y enseguida las lágrimas comenzaron a derramarse en sus mejillas, Marck lo abrazo diciendo.

—Papá ten fuerza por favor, es solo por hoy—a lo que su padre solo asintió limpiándose sus lágrimas con su pañuelo.

Al llegar a la puerta de entrada inhalo una buena bocanada de aire para tratar de tranquilizarse, fue recibido en la puerta por su esposa Carla, que le extraño verlos a los dos, porque se suponía que estaban en el trabajo, pero Marck habló.

—Mamá, mi papá tiene que irse de viaje para finiquitar unos contratos en Canadá, por eso vino para despedirse de ti y de Jenna

—Oh mi amor, pues te vas, bueno te espero, me llamas de vez en cuando amor — A lo que Dereck asintió y la beso con tanto amor que las lágrimas de culpa se le salieron sin control

Jenna al escuchar la voz de su abuelo salió corriendo de su habitación y lo abrazo diciendo

—Abuelito, ¿te vas? —Dereck al verla y escucharla sollozo bajito pero se controló diciendo

—Si hijita debo irme, pero no te preocupes, regresaré en cuanto termine —Jenna lo apretaba muy fuerte, adoraba a sus abuelitos. Más se sentía culpable, Dereck trato de aguantarse lo más que podía y Marck fue a salvarlo porque se dio cuenta de que su padre estaba flaqueando.

—Vamos, papá, debes alistar tu equipaje, te ayudo, vamos, adiós, mamá, adiós, corazoncito mío

—Adiós, papi, adiós, abuelito —Se quedó parada en la puerta mirando irse a esos dos seres que ella ama tanto

Carla cerró la puerta y se la llevo para ver un programa de niños en la televisión, mientras los dos hombres regresaban a casa a preparar las maletas, cuando terminaron solo fueron al aeropuerto privado porque tenían un avión de su propiedad que usaban justo para viajes de negocios.

Lo dejo dentro del avión, se despidió y se quedó ahí parado mirando cómo el avión se perdía ya en el horizonte, pero ya más tranquilo, pues, su padre superaría todo con el tratamiento de su amigo psiquiatra.

Abordó su auto y se fue a su empresa para seguir su trabajo, aunque recordaba a su adorada esposa, eso lo sabían todos sus trabajadores, jamás ninguna mujer se había atrevido a seducirlo, pues ella se había ganado el corazón de todos allí, lo único que les dolía era que a veces lo escuchaban sollozar por ella.

En casa Jenna jugaba con su nana con su abuela que seguía allí por no estar en su casa y ver el vacío al no estar su esposo, pero llegó el tiempo de irse, ella tenía su vida hecha y obligaciones con las fundaciones de ayuda que ella misma había creado y no podía alejarse de ellas eran su responsabilidad, se despidió de su amada nieta, pero prometió que los domingos regresaría para ir a algún lado a pasear.

En verdad que Alice llenaba ese vacío dejado por Judith, amaba a Jenna, la cuidaba, la iba a dejar y a recoger de la escuela, sus compañeros la habían recibido muy bien, la apoyaban en todo, nadie la molestaba o le hacía alguna burla.

Dereck ya había regresado con otros pensamientos, más tranquilo el tratamiento llevado lejos de casa había dado sus frutos, Marck estaba muy contento, su padre ya había regresado a casa diferente y lejos de sentimientos culpables, algo que su hijo daba gracias a Dios, pues eso deseaba a su familia tranquila, sin sobresaltos, ahora sí visitaba a su nieta tranquilo, le brindaba su amor de abuelo como debe de ser que ella más lo quería.

Carla había notado a su esposo más feliz, pero no sospechaba nada, la vida de Marck y su hija se había vuelto muy estable, tuvo oportunidad de tener muy cerca una linda chica de la cual parecía que se había enamorado, sus amigos lo celebraban hasta que escucharon de su propia boca decir.

—Lo siento Loretta, pero no puedo compartir tus sentimientos, amé a una sola mujer y aún la sigo amando, lo siento no insistas

Loretta era una bella modelo que parece se enamoró perdidamente de Él, pero al poco tiempo se dio cuenta de que Marck no le correspondía hasta que lo escuchó de sus propios labios, se resignó a dejarlo seguir y se despidió de Él dándole un beso en la mejilla diciendo.

—Ojalá algún día ames de nuevo, lo necesitas Marck —le dijo esas palabras y viajo a otro país, sus amigos le decían

—Pero Marck, tu esposa ya no está, necesitas amar de nuevo, distraerte

—Amigo, te pierdes una gran oportunidad, era hermosa esa mujer

Marck se levantó de la silla del Bar donde estaban diciendo ya enojado

—¡Basta!, por favor, ¡ya basta!, ¿acaso no entienden? No quiero amar a nadie más, no quiero, no quiero darle tampoco una madrastra a mi hija, ella no se lo merece, nadie va a ocupar el puesto de su madre… nadie, m*****a sea, ¡nadie!

Les dio pena verlo, sentarse a sollozar por su esposa, todos sabían y conocían ese inmenso amor entre ellos, ya no le insistieron, pero a Marck se le dañó el genio y prefirió regresar a su casa, al abrir el auto para salir se quedó unos momentos allí sentado, cerro sus ojos y se imaginó la voz de su esposa Judith, riéndose, hablándole, sonreía dentro del auto, los guardias lo observaban y se miraban entre sí imaginando lo que pasaba y prefirieron irse para que no los vea o crea que lo están vigilando.

Cuando abrió sus ojos, Él estaba más tranquilo, entro a su casa y solo dijo

—¿Dónde está mi princesita hermosa? —Se vio una linda niña correr para recibirlo y Él la agarró de la cintura para darle vueltas y vueltas sonriendo muy feliz y Jenna sonreía también, era un cuadro muy hermoso

—¡Papi ya llegaste!, te extrañé, te amo papi —Lo abrazaba muy fuerte, eso le encantaba a Marck, sentir ese calorcillo de su hija, la emoción con que lo recibía

—Mi linda niña como te extrañé, sin ti a mi lado sufriría —Jenna al escucharlo contesto

—Nunca te dejaré papi, jamás —eso hizo reírse de cariño a su padre

La bajó, le dio la mano y juntos fueron a su habitación, Jenna le busco la ropa de casa y se la dejo encima de la cama diciendo.

—Mi mami ya no está, pero yo estoy aquí para dejarte tu ropa ahí para que te cambies, aprendí a combinar la ropa, Alice me enseño papi

Al ver la ropa vio que era una hermosa combinación y le gusto diciendo

—Vaya hija, que buen gusto, gracias, mi amor —Jenna fue a abrazar a su papá muy feliz y dijo

—Me voy papi, para que te bañes y te espero para cenar juntos — Marck le dio un beso en la mejilla y contesto

—Claro mi amorcito, cenaré contigo, eres mi princesita alada, mi hada del bosque encantado

Jenna se fue saltando cerrando atrás de ella la puerta, mientras Marck se bañaba recordaba a Judith que le encantaba ponerle el champú en su cabello, eso lo hizo sollozar, en verdad que la extrañaba, su amor era verdadero, eran almas gemelas.

La cena con su hija, se compuso de puras risas, anécdotas de ella que le contaba a su papá, Alice le estaba enseñando a cocinar y ella había hecho un omelett para su querido papá, Marck lo probó y le gusto dijo.

—Mi princesita, ¡está riquísimo!, deberías ser chef —Jenna sonrió y expreso

—Papi, que comes que adivinas, quisiera ser chef

—En verdad Jenna, ¿deseas estudiar para chef?

—Si papi, es uno de mis deseos, pero después estudiaré más cosas, todavía estoy muy pequeña, también quiero aprender para ayudarte en la compañía

Marck al escucharla le gusto el entusiasmo de su hija, sus ganas de superarse, era un buen indicio de que era la mejor hija, la mejor hija de Judith, su amor verdadero.

Amor entre padre e hija, un amor muy normal, Marck no quería que la vida de su hija tuviera algún obstáculo o alguien en medio de los dos, por eso no quería enamorarse, por ella, por su hija y por el inmenso amor que tuvo con Judith, no podía olvidarla o no debía olvidarla.

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