—¿Eso fue…?
El estómago de Helena volvió a rugir y Marco se levantó con ella en brazos.
—Voy a tener que contratar un chef para mi mujer embarazada —aseguró con una carcajada—. ¿Tienes hambre?
—Mucha.
—¿Qué quieres comer?
—A ti.
Marco volvió a besarla y la depositó en el suelo con suavidad.
—Entonces empieza a buscar en estas cajas, ¡porque necesitamos cortinas con urgencia!
***
Dos meses después.
—Te voy a morder —Helena lo anunció como si fuera lo más natural del mundo mientras salían de la clínica del… ¿campamento? ¿pueblo? ¿ciudad? A esas alturas ya no sabían ni siquiera en qué se había convertido aquel rinconcito