Fugitiva del Mafioso
En mi vida anterior, me casé con el subjefe de la familia Valdés para cerrar una alianza entre nuestros clanes mafiosos.
Sin embargo, me trató con un frío absoluto sin límites. Al final, conspiró con su amante y me quemó viva en las llamas.
Cuando volví a abrir los ojos, tenía 22 años de nuevo. Me encontraba otra vez en aquella fiesta donde él me había dejado afuera, todo por ella.
Esta vez, no lloré. Simplemente giré sobre mis talones y me marché.
Fue yo misma quien rasgó nuestro contrato de matrimonio, construí mi propio imperio de la moda y conocí a un hombre que me respetaba y me amaba de verdad.
¿No es irónico? El mismo hombre que una vez me echó a la basura ahora me perseguía como un perro loco, desesperado por arreglar lo que había roto.
—Rosalía, vuelve conmigo ahora mismo y fingiré que nada de esto pasó —me rogó, con los ojos inyectados en sangre.
Lo miré y me reí. Lo que pasó no se podía borrar solo porque él lo quisiera.
En esta vida, me bañaré en la luz del sol y viviré únicamente para mí.