Me Humilló un Alfa, Pero la Manada es Mía
Había hecho un pacto con mi Alfa, Ethan: al amanecer nos reuniríamos en el Bosque de la Luna para celebrar nuestra boda secreta.
Pero en el último momento apareció corriendo por el aeropuerto. Justo antes de abordar, sonó la llamada urgente de su asistente omega.
—Amor mío, mi futura Luna... —me susurró con la voz cargada de disculpas, rodeándome con fuerza—. La manada tiene un acuerdo comercial muy delicado y solo yo puedo resolverlo.
—Ve tú primero, quédate unos días allá —me pidió casi suplicando—. Dame solo un poco de tiempo, te lo juro por la diosa de la Luna, y volaré enseguida a tu lado.
La decepción me golpeó como una ola, pero sabía que los asuntos de la manada siempre iban primero. Con el corazón hecho pedazos, asentí en silencio.
Cuando él se dio la vuelta, yo ya había destrozado mi boleto.
Tenía que ver con mis propios ojos qué manada tan insensata se atrevía a pasar por alto a la verdadera heredera de la Manada del Alba, la única hija del líder supremo de la Alianza de Licántropos, para sentarse a negociar con un Alfa de nombre vacío.
Al fin y al cabo, el territorio y las riquezas de la Manada del Alba ya habían vuelto a mis manos hacía apenas unas horas.