León seguía sin entender lo que estaba pasando. Con una sonrisa despreocupada, le propuso a Lucas:
—Tío Lucas, ¿también te vas a casar? ¡Qué buena noticia! ¡Podemos hacer doble boda y celebrar el gran día con el doble alegría!
Fabio le lanzó una mirada confundida:
—¿Una doble boda? ¿Te volviste loco o qué? La que se va a casar con Lucas es Aria, ¿y con quién te casará? León, ¡deja de decir pendejadas!
Dicho esto, volteó hacia mí y me propuso un brindis con emoción:
—Aria, muchas gracias… ¡Yo creí que Lucas jamás se casaría! Venga, ¡les doy las mejores bendiciones!
Hasta ese mismo momento, León finalmente logró entender la situación. Boquiabierto, le preguntó a Fabio sin poder creerlo:
—Papá, ¿con quién va a casarse Aria …?
Antes de que Fabio le respondiera, Lucas puso nuestras manos entrelazadas sobre la mesa y le dijo a León, mirándolo directamente a los ojos:
—Se casará conmigo.
León se levantó bruscamente, pálido por el impacto:
—¡No puede ser!
—¡Malvado! ¿Qué te ocurrió? —rugi