—No puedo creer que te estés acostando con el dios griego —estoy sentada con Leo en un café, contándole todo lo que pasó anoche—. Aunque te felicito, al fin le das uso a tu vagina.
—¡Leo! —le doy un golpe y luego nos ponemos a reír.
—¿Es bueno en la cama?
—Es todo un dios en la cama —de solo pensar en todo lo que hicimos anoche, mi cara se pone roja como un tomate.
—Jumm, Abril, te dejó embobada.
—Me dejó bien follada, pero... ¿sabes? Hay algo que me preocupa.
—¿Qué cosa?
—Ayer, cuando fuimos a comer, nos encontramos con Karen y un hombre. Ellos estaban tomando, y cuando ella nos vio se puso muy nerviosa.
—¿Tomando y embarazada?
—Sí. Bastian estaba furioso con ella. No sé, amigo, ahí hay algo que no me gusta y necesito averiguar qué es. Siento que Karen no está siendo cien por ciento sincera con Bastian. Algo esconde.
—Jumm, no lo sé, amiga, pero sabes que cuentas conmigo.
—Por eso te amo —me acerco a él y dejo un beso en sus labios.
—Tu hombre te matará por estar besándome.
—Cuando se