—Pero, ¿cómo se te ocurre tal cosa? Eso sería indigno, yo te he sido fiel siempre, sabes que soy un hombre intachable. —Lo dice tan serio que parece sincero, pero ya sabemos que el cinismo y la buena actuación son lo suyo.

—Solo lo dije en broma, no para que lo tomaras tan en serio, yo sé que tú eres un hombre intachable y que me amas.

—Espero que de eso nunca tengas dudas —solo le sonrió.

Nos vamos a comer y la verdad me arrepiento: es una comida tan insípida y no exactamente por la comida, sino que al salir de ahí ambos cambiamos, es como si nos hubiésemos cansado de fingir delante de todo el mundo ser la pareja feliz que no somos.

Carlo la pasó mandando mensajes en su celular; es claro que con quién lo hacía, no creo que se necesite magia para adivinarlo. Es humillante y doloroso y no porque él me importe, es más bien un dolor añejo, un dolor por todos esos años en los que pasé con una venda en los ojos, por esos años en que creí en él que me quería, cuando es claro que ella es la