—¡Qué hermosa te ves con ese vestido!
—Insististe tanto en que me lo pusiera que no podías decir otra cosa.
Georgina y Martín se parecen muy poco. La nariz puntiaguda y la estatura que vacila entre lo alto y el promedio, son los únicos detalles que comparten. Eso y el apellido, claro está.
En carácter también son distintos. Martín sacó el mal genio de los Gutierrez, Georgina es más Villanueva. Mi suegra… ex suegra, era de esas personas a las que parece correrles azúcar por las venas en lugar de sangre, con el perdón a la diabetes que la encaminó hasta el final.
—Te voy a echar de menos.
—¿Por qué dices eso?
—Sé que tarde o temprano tomarás distancia.
—No de ti. A menos que así lo desees.
Siento un peque&ntil