Capítulo 5

Otro día menos que pasa para que termine la semana. Despierto sin Daniel en la cama, así que inmediatamente mi humor cambia drásticamente. Con el ceño fruncido y con la boca amarga voy al baño a lavarme los dientes y la cara con agua fría para terminar de despertar. Que cansasa me siento, ayer en la noche apenas y pude dormir, Daniel me mantuvo suficientemente ocupada como para no pode pegar el ojo en unas cuantas horas. Cepillo mis dientes de arriba a bajo y en círculos, escupo la pasta dental y me limpio los labios con una toalla de papel. 

Cuando bajo a desayunar, con la ropa lista, el cabello seco y maquillada, aún sigo viendo borroso y los ojos me pesan. Detesto despertar temprano, pero lo de ayer valió la pena, no estuve incómoda ni me sentí pegajosa. Fue perfecto, creo que el humor me está cambiando al recordar lo que pasó. También creo que hoy será un día bueno.

Sofía me espera fuera de la acedemia y se li agradezco, no quisera encontrarme con George, me provoca incomodidad y no me siento bien al estar cerca de él. Sofía es más bajita que yo, tiene un perfecto cabello café claro que se cuida con demasiadas cremas y mascarillas. Tiene la piel demasiado blanca que cuando le pega el sol, se pone roja como un tomate, justo como a Daniel le pasa. Sofía es risueña, tranquila y asustadiza, a veces me pregunto, ¿cómo reaccionaría si le dijera que puedo convertirme en algo más grande que un perro? A puesto a que le daría un infarto, ¿cómo se pondría si le dijera que el chico guapo y perfecto que le gusta es un vampiro? Es tan caprichosa que no le importaría y yo estaría ahí apoyándola, porque es buena persona y muy cálida. 

—Tienes ojeras— Sofía me toma del brazo y camina junto a mí —Estuve esperando a George, pero no lo vi, supongo que va a llegar tarde.

—Al rato se me quitan, no dormí mucho anoche. —Intento ignorar el comentario que hizo sobre el dichoso vampiro. —¿Hiciste la tarea de el señor Richard?

—Si, ¿no la hiciste? Te la paso para que la copies— me pica el abdomen— ¿Cuándo traeras tu nueva cámara? Quiero ver es belleza. 

—Siento que Daniel se sobrepasó demasiado al obsequiarmela, es decir, todavía ni siquiera soy fotógrafa profesional. Estoy estudiando, no la necesitaba, pero se lo agradezco. — Cámara Canon 1Dx Mark III, ese fue el modelo que mi chico decidió obsequiarme.

—Ese hombre es muy lindo, ¿donde lo encontraste? Yo quiero uno igual.

—En una fiesta, fue algo extraño, pero así lo conocí — regresar al pasado no me trae muy buenos recuerdos, pero hay uno que otro que me hace sonreír. 

—Ojalá tuviera la misma suerte que tú — si hablamos de suerte... yo no tuve suerte, fue el destino, la Luna. 

—Ya llegará el indicado— entramos al salón casi vacío, solo hay unos cuantos compañeros y George al fondo del salón. 

—Hay que ir a saludarlo, quiero que note mi presencia.

—Por Dios, Sofía, no hables tan fuerte.  —La regaño.

—No me importa, que sepa que se me hace guapo y atractivo. —Comenta divertida mi amiga inconsciente.

—A puesto a que ya lo sabe— susurro— Hola George —hablo con seriedad y de mal humor— ¿Encontraste un lugar para comer ayer?

—Hola chicas, hola Sofía —le dedica una sonrisa radiante y manipuladora a Sofía, quien por poco se derrite en su mismo eje— No, tuve que comprar una rebanada de pizza de un dolar, estaba horrible, dura y algo grande, pero al final asquerosa.— Hijo de... ¿palabras mal intencionadas?

—¿Las prefieres más chicas y blandas? ¿Algo más fácil de manipular?— pronuncio cada palabra con un tono vacilante.

—Claro, prefiero algo más rico -como tú- algo más exótico — no puedo creer que he escuchado eso en mi cabeza, no, no. —Sofía, ¿te gustaría invitarme a comer? Soy nuevo— ¿Qué pretende? Este hombre es un misterio, todo esto me estresa y me pone demasiado nervioso.

<—Sería un honor, George— Se acerca a su sila donde ha dejado su mochila, saca de ella un lapicero y le toma la mano al vampiro —Éste es mi número —anota cada número con cuidado de no equivocarse y de tener una caligrafía perfecta. —Llámame cuando quieras.

—Claro que lo haré, espero que puedas unirte a nosotros, Elizabeth —pronuncia mi nombre con sensualidad, como un, ¿gemido? Carajo.

—¿Ella? No, ella no puede. Está casada,— toma mi mano y se la muestra— ¿Lo ves?— señala mi dedo, señala mi anillo— Casada.

—Vaya—me mira fijamente, como si me reprochara algo con su mirada.— ¿Tan joven y casada? No me lo imaginaba, pensé...

—Lleva dos años casada— me es inevitable lanzarle una mirada asesina a Sofía, ella no debería de decirle esas cosas a éste tipo.  No me imporat que diga qje estoy casada, es algo de lo que me sienro orgulloso aunque aún no lo esté. ¿Pero por qué lo debería de saber? Son cosa personales que solo mis amigos saben.

—Sofía, no deberías de ventilar mis intimidades con extraños —doy media vuelta y regreso a mi lugar, me siento y saco mi libreta para garabatear algo, lo que sea que haga que George no me moleste.

No puedo creer lo que ese tipo me causa, me pone ansiosa. Ignoro a todos, incluyendo al maestro que habla y habla sin parar. Yo solo escribo alguna palabra que logro alcanzar a escuchar y entender.

*—Pon atención, esto es importante —* ¿De nuevo? ¿Soy tan débil?

*— Deja de decir esas cosas, simplemente tengo mucha fuerza mental que puedo meterme en la mente de cualquiera.*

— Claro, soy cualquiera.

—¿Disculpe señorita, Kelley?— ¿Qué? No, no, carajo.

—No, yo... perdón — no lo pensé, lo dije. M*****a.

—¿Puede contarnos que tiene que ver su comentario con el tema de clase?— El señor con lentes me mira atento e irritado.—Estamos esperando.

—Lo siento, señor. No era mi intención decir lo que dije, no lo pensé. —Repentinamente el maestro cambia su actitud y me sonríe.

El maestro sigue con la clase, no me sigue presionado ni me mira, es como si hubiera olvidado mi mal comentario por completo. Mis compañeros me ven disimuladamente, saben que algo raro pasó. Esto es cosa de George, tan al menos arregló su desastre, por su culpa he pasado mi primer acto vergonzoso enfrente de toda la clase. 

De nuevo, George me aborda al finalizar las clases. Ésta vez tiene puestos unos lentes de sol que para decir verdad, le quedan muy bien. Tiene las manos en los bolsillos de su pantalón negro y me mira atento. Abro la puerta de la camioneta, temo ser torpe bajo su mirada.

—Estoy molesta contigo, ¿es que ustedes no entienden lo que es el respeto a la privacidad de los demás? No creo lograr aprender mucho si sigue sasiendo eso.— golpeo mi mochila contra el asiento del copiloto de mi camioneta. —Que mal lo he pasado, y eso que solo compartimos dos clases. Sofía está embalsada por ti, pero yo no. Así que... ¿Podrías contestarme? Pareciera como si estuviera hablando con una pared.

—¿Ya terminaste de despotricar? Me es inevitable entrar a esa bella cabecita— me da dos ligeros golpes en la cien— Me gustaría preguntarte algo, ¿ese novio tuyo es tu... dueño?

—¿Mi dueño? Por todos los cielos, ¿en qué año vives? —Que idiota, lo más seguro es que este hombre tenga 100 años viviendo en esta tierra.— En esta epoca ya no se da eso, ya somos mujeres libres.

—Para nosotros, eso de los mates es cosa de pertenencia, es pertenecerle a un hombre o a una mujer respectivamente. —Busca entre los bolsillos de su chaqueta algo, cuando lo encuentra saca un encendedor y una cajetilla de cigarros. —¿Gustas uno?— inmediatamente niego con la cabeza, me dejan un sabor amargo que odio.

—¿Fumador? Te acortas la vida.

—¿Qué son 20 años menos a mi vida larga y de penuria? —fuma varias veces antes de seguir hablando conmigo —¿Entonces? ¿Es tu dueño o no?— con una confianza desconocida, George me retira el cabello que cubre mi cuello y toca mi piel buscando mi marca. —Sí, marcada como una vaca. Era de esperarse de los alfas, ¿beta u omega?

—Alfa— confirmo en un susurro, está demasiado cerca de mí observando mi cuello— ¿Podrías alejarte?

—Lo siento, tienes un cuello muy bonito— se aleja de mí con una expresión distinta e irreconocible para mí, ¿es satisfacción? ¿A caso tenía una idea que quería confirmar sobre mí?—¿En qué estábamos? Ah si, en lo horrible que es saber que le perteneces a alguien y no tener libertad. En lo personal, no me gustaría ser el objeto de nadie ni que otra persona sea el mío, me gusta fluir y sobre todo no tener ataduras.— Lo miro deirecto a los ojos, esos ojos verdes que de repente se tornan verdes y otras veces negros, sus miarada es fasciante, te aboserbe— Tranquila, aun no me cococes y ya quieres entrar a mi mente.

—¿De que hablas? Yo no estoy intentado hacer nada, es solo que— deejo de mirarlo— tus ojos me aboserven, es algo involuntario, pero siento como si me llamaran, como si me invitaran a pasar.

—Como dicen por ahi, los ojos son la ventana del alma. Dudo que quieras pasar a lo mas profundo de mi ser, es algo muy oscuro— me sonrie y se acerca a mi— Tu tambien tienes unos bonitos ojos, Elizabeth— carajo, ¿por que pronuncia de esa forma mi nombre? Lo hace ver tan sensual... que me pone a temblar...— Como sea, sigo sintiendo que su acto de amor es un tanto machista, es mi opinion.— Se lleva el cigarrilo a la boca y fuma de el, cinco segundos mas tarde expulsa en aire. El humo envuelve su rostro serio y misterioso, el humo lo hace ver bien. Mira hacia el suelo esperando mi respuesta.

—¿Machista?— Digo de repente, no pense otra cosa mejor, intento encontrar su mirada y cuando lo hago, me doy cuenta de que lo que dijo fue demasiado en serio, —es algo a lo que estamos destinados, siempre podemos rechazar el acto, no es obligatorio estar con tu mate. — Créeme, sé lo que digo, sé lo que se siente que tu mate te rechace, suspiro al recordar esa época dolorosa.

—Lo escuche, ¿entonces no tienes mate?— maldición, he despertado más de su interés por saber cosas sobre mí— ¿Quién te hizo esa marca?— Extiende su mano y toca mi cuello, siento un escalfrio.

—Si, si tengo—  me apresuro a decir e inmediata mente borra su expresión de esperanza— Si tengo mate, es solo que— busco las palabras para explicar la situación— tuve dos mates, no uno, sino dos. El primero me rechazo, decidió dejarse llevar por las opiniones de los demás, en especial de su prima, — en este punto, no estoy segura si Stef era prima de Andrew— fue un evento muy doloroso lleno de drama y sucesos algo traumatizantes.  

—Entiendo, ¿dónde los conociste?— Se alej a de mi de mala gana, pero lo hace, se arregla el cabello largo con la mano. 

—A Andrew, en la escuela, bueno, ya nos conocíamos desde pequeños, pero nos entremos que éramos mates cuando estábamos en el instituto. A Daniel en una fiesta, fue algo muy rápido, me hizo bastante bien saber que tenía a otro mate esperando a ser correspondido. Me evitó más sufrimiento— Apuesto a que ahora mismo tengo cara de tonta enamorada—  En fin, estoy muy feliz con Daniel, agradezco como sucedieron las cosas porque si no fuera así, ahora mismo no estaría viviendo los mejores momentos de mi vida.

—Me alegro, no puedo imaginar el dolor que debiste de sentir— asiento con la cabeza y los dos nos quedamos callados, escuchando el arrullo de los árboles y el viento.

—Bueno, debo de irme— abro la puerta del conductor y sin decir nada más, me subo a la camioneta y cierro la puerta— Adiós— enciendo el motor y arranco lo más rápido posible, quiero huir de este hombre.

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