Valentina trató de permanecer impávida ante las palabras del sacerdote. Repitió las palabras en el momento que le tocaba y intento mover sus labios para una sonrisa normal. Lo que no pudo esconder fue los temblores de sus manos. Y sabía que David los podía sentir pues tenía sus dedos entrelazados.
Su cuerpo vibró cuando colocó la cadena en su cuello y le dio una tierna pero caliente caricia. Y sé sintió en las nubes cuando el cura no había terminado de decir "puede besar a la novia" y su esposo la había cogido por la cintura y la había besado.
Besar no. Comer era un término más preciso. Valentina se olvidó del mundo mientras se entregaba a esa pequeña muestra de pasión. No importaba las miradas, risas o silbidos. David la dejó de besar cuando quiso. En el momento exacto que sintió que necesitaban tomar aire.
Y aún así la mantuvo bien cerquita cuando emprendieron el camino de salida. Ya era suya. Ya podía hacer con ella lo que quisiera.
Se tomaron las fotos pertinentes. Se cort