Después de ese día, Max estado sido muy atento y cariñoso, llevaban su vida tranquilamente, se había disculpado con Damián por su comportamiento y ya prosperaba en su propio bufete, contaba con un socio, que había resultado ser un amigo de la infancia.
Fernanda seguía como jefa del servicio, y como en todo trabajo, tenía sus inconvenientes. Trataba de no descuidar a sus hijos y a su vida en pareja. Sentía que amaba a Max, cada día más, y esperaba que durara por siempre.
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Tuvo problemas con uno de sus médicos, y tenía que quedarse a solucionarlo, no pudo comunicarse con Max, llamó a Damián y no pudo localizarlo.
- ¿Qué pasa ahora? - se dijo- es muy extraño.
Salía de su oficina, dispuesta a irse, tomó su mochila y se dirigió a la salida. Tuvo una sensación de que era observada, pero no vió nada extraño.
- Max, contesta por favor- insistió.
Vió a un hombre caminar hacia ella, apresurado, y entró en la sala, casi golpeándola al pasar.
- Deja de ser paranoica- dijo para sí misma, mir