Max encontró una casa para ellos, solo quería mostrársela a Fernanda.
- Si te gusta, la compraré.
- Pues veamosla.
Era una casa espaciosa, pero lo que más le gustó fue el enorme patio en la parte trasera, ya imaginaba a su hijo corriendo por todos lados.
- Y si quieres, Carolina también podría vivir aquí - dijo abrazándola por la espalda - le debo mucho.
- Le diré, pero no creo que quiera dejar su casa, aunque estariamos muy cerca.
- ¿Entonces, te gusta?
- ¡Es perfecta!.
- La casa será tuya, - dijo viéndola de frente- así, pase lo que pase, tendrás un lugar permanente, solo con una condición.
- ¿Qué condición? - preguntó.
Sorpresivamente, él se hincó en una rodilla ante ella.
- Fernanda Diaz ¿Te casarías conmigo, otra vez? -
Sacó una pequeña cajita con un anillo plateado, con un hermoso diamante en el medio.
Ella lo miró asombrada, nunca pensó en la posibilidad de volver a casarse, y mucho menos con el mismo hombre.
- Si Max, me casaré contigo, ... otra vez.
El se levantó aliviad