—Carlos, ¡no puedo creer que Silvia tenga un respaldo tan poderoso! —Leticia no podía aceptarlo por el momento. Siempre había estado convencida de que Silvia era una mujer pobre que estaba con Carlos solo por su dinero.
Pero ahora resultaba que Silvia era una señorita de familia adinerada. ¿No se suponía que después de que murieron sus padres toda la herencia se la dieron a Marcos?
Carlos estaba frustrado con ella:
—¿Ya se te olvidaron todas las cosas que te advertí? ¿No estarás tranquila hasta arruinar completamente a los Ferrero? Ya ofendiste a Daniel, ¡y ahora provocas a Marcos deliberadamente!
Ya empezaba a arrepentirse. Si hubiera sabido que pasaría esto, nunca debería haberla sacado del hospital psiquiátrico, al menos se habría evitado tantos problemas.
—¡Yo no hice nada! Solo me los topé y les dije unas cuantas cosas. Además, ellos dijeron que podían acabar con los Ferrero en minutos. Me dio coraje y dije de más, pero ellos son los que hablan sin fundamento —dijo Leticia molesta