Capítulo 133
Silvia dejó de hablar y, con las mejillas sonrojadas, se terminó la medicina.

Por la noche, cuando Daniel estaba a punto de irse, recordó algo y le dijo a Silvia:

—Mañana por la mañana vendré a recoger a Vivi para llevarla con mi abuelo. Gracias por cuidarla estos días.

Silvia sonrió dulcemente.

—Hace tiempo que considero a Vivi como mi hermana pequeña.

Al mediodía siguiente, mientras Silvia comía, Daniel ya se había llevado a Vivian.

Cuando sonó su teléfono y vio que era Carlos, instintivamente colgó, pero él volvió a llamar.

Silvia contestó de mala gana:

—¡Carlos! ¿Qué quieres ahora?

—Silvia, no cuelgues, por favor. Te llamo por el abuelo.

—¿El abuelo? ¿Qué le pasa? —La expresión de Silvia se suavizó. En toda la familia Ferrero, el abuelo era quien mejor la había tratado.

—El abuelo no tiene apetito últimamente. Pienso llevarlo a hacerse unos análisis. Quiere verte. ¿Podrías venir a acompañarlo?

Silvia lo pensó un momento y accedió. Aunque detestaba a Carlos, le preocupaba su abuelo.
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