«También es mi primera vez, siente como tiemblo, ya ves, tuve sexo mil veces, pero nunca hice el amor...» Ricardo Arjona.
Mafer y Eduardo llegaron al apartamento, ella se quitó los zapatos y fue directo a la sala.
—¿Deseas vino? —cuestionó Eduardo dirigiéndose al bar.
—Una copa —solicitó mientras inhalaba profundo y lo contemplaba con sus ojos.
Eduardo encendió el reproductor de música. Las notas de «Solamente tú by Pablo Alborán» empezaron a sonar.
«Regálame tu risa. Enséñame a soñar, con solo una caricia, me pierdo en este mar, regálame tu estrella, la que ilumina esta noche, Llena de paz y de armonía, y te entregaré mi vida...»
Eduardo se aproximó a ella, le entregó la copa. Mafer la bebió de un solo golpe, y él notó que estaba muy nerviosa, se sentó a su lado.
—Sabes bien que no voy a presionarte —susurró y le acarició el cabello.
Mafer inspiró profundo.
—No se trata de eso —contestó—, solo necesito aclarar algo. —Miró a los ojos a Eduardo.
—Claro, cariño, dime —solicitó,