(Renata Pellegrini)
Filippo me quita los papeles de las manos y se dirige al mostrador, yo me quedo detrás viéndole pagar los gastos de mi amigo.
- Gracias, por favor, descuéntelo de mi próximo sueldo. - Hablo después de alejarnos del mostrador, sintiéndome feliz de seguir en mi trabajo.
El mes ya ha terminado, dentro de quince días recibiré mi tercer sueldo y lo utilizaré para pagar esta deuda y también la parte que acordé con Filippo para pagar los muebles de nuestra nueva casa.
- No es necesario, ragazza.
- Insisto, por favor. - Insisto.
Filippo se acerca a una fuente y llena un vaso de agua, me coge de la mano y me guía hasta el exterior del hospital.
- ¿Por qué no me dejas que te pague las cosas? - pregunta cuando nos detenemos junto al hospital, donde aparentemente no hay nadie.
- No soy tu mujer. -Yo hablo.- No tienes la obligación de proporcionarme nada. -Aclaro mi punto, mi madre siempre me dijo que nunca tratara a un novio como un esposo, si no, nunca querrá casarse conmigo