Capítulo 9.
Veinte minutos después el ceño fruncido y la expresión sombría del Alfa Alan coincidía con la de la doctora Paula.
-Es un protocolo que lo revise primero a usted, Alfa, para comenzar a tratar a los otros miembros de la manada.
-Y ya te he dicho que no es necesario. ¿Quieres tratar a alguien? Comienza con cualquiera de los lobos presentes. – Dijo con un gruñido bastante feroz en su dirección.
No nos habíamos movido del claro.
Después de mi pequeña crisis nerviosa, o realización de que estoy loca, comimos en un agradable silencio hasta que la buena doctora decidió que tenía que revisar al Alfa de pies a cabeza ahora mismo.
El señor Frederick había desaparecido y eso comenzaba a molestarme un poco. ¿Dónde se habría metido? Él también necesitaba comer algo más que el conejo escuálido que cazó por la noche.
Si, vino a mi habitación para preguntarme si quería un poco.
No sé qué me sorprendió más: Su consideración o el hecho de que pensara que comería a Bambi crudo.
-Escuche, Alfa. – Dijo cr