Capítulo 39.
La siguiente vez queabrí mis ojos ya había amanecido.
Estiré mis brazos deliciosamente adoloridos. Alan era un muy buen amante: Generoso, tranquilo y cariñoso.
No sabía que necesitaba algo como eso hasta que lo hicimos como conejos por horas. Esperaba que no vlviera a tener problemas con lo que sea que lo ha estado aquejando, por supuesto que no le deseaba ningún tipo de sufrimiento; pero si acaso regresaba el dolor, yo estaba dispuesta a volver a compartir una noche placentera.
Sonreí ante el pensamiento.
Y así fue como me encontró Alan cinco minutos después.
-Hey. - Dije en cuanto cruzó la puerta. - ¿Cómo está la manada?
Me senté en la cama importándome una m****a si mis chicas estaban en exhibición. Él ya las había visto mucho en las horas anteriores.
-Bien. - Dijo cerrando la puerta y caminando directo hacia mi cama. - Te he traído el desayuno y una muda de ropa abrigadora. Aun hace frío allá afuera.
Colocó en mi regazo un pequeño plato desechable lleno de carne. El aroma