Pov: Tomás
Golpeo la puerta preocupado y no atiende, como siempre, voy a la maceta de al lado de la puerta y saco la llave de emergencia como vengo haciéndolo toda la semana.
Entro a la casa de Azul y voy hasta la cocina para encontrarla en un rincón llorando y respirando descontroladamente.
Suspiro angustiado porque esto no debe ser nada bueno, lleva una semana con ataques de pánico diarios, normalmente le agarran en las noches y vengo a calmarla, pero a veces está horas así, termino durmiendo en el sillón por si vuelve a arrancar uno.
Lo que me preocupa realmente es que se haga daño.
—Azul tranquila, ya sabes lo que debes hacer — me siento a su lado y froto su espalda — Inhala y Exhala — respiro con ella para ir calmándola.
—Yo... no... puedo... — sigo respirando para que ella me imite.
—Vamos Azul es fácil, inhala, exhala — hago el mismo procedimiento que cada vez.
Azul tarda una media hora en calmarse, está vez fue rápido realmente, la veo sentada en. suelo abrazando sus ro