Tuvieron que pasar varios días más para que Shi MinZhe recobrara el sentido.
Su cuerpo se sentía flojo y pesado, realmente no quería hacer nada. Ese último "ataque" había agotado todas sus fuerzas, y los músculos todavía dolían por todas partes.
Pero, ahora que había sido aceptado como miembro oficial en la secta Senshi Xu, tenía permitido relajarse.
Al menos, de momento.
A paso lento, Shi MinZhe se dirigió a uno de los baños situados en el ala médica. Lavó su cuerpo y se puso sus ropas. Cerca de allí, encontró un pequeño espejo redondo, que reflejó de forma sutil el rostro de un joven.
La apariencia de este cuerpo era ligeramente diferente a la original.
Esos profundos ojos negros continuaban con la habitual inexpresividad que los caracterizaban. Su nariz recta y labios finos. El lunar situado a un lado de la boca había desaparecido, y la tez se presentaba de un tono ligeramente más claro.
Shi MinZhe suspiró.