Lilian
Abro la puerta y me encuentro con una extraña situación.
Ámbar sentada en la mesa y Demián en el sillón que apenas me ve se levanta.
— Al fin, pensé que ese hombre no te devolvería jamás, aun no comprendo cómo te soporta tanto — camina hacia las escaleras. — La próxima juro que no voy a ser tan amable, no me apetece lidiar con borrachas despechadas — Ámbar me mira avergonzada.
No respondo nada porque no tengo idea de lo que pudo haber pasado, vengo de disfrutar mi domingo como nunca y acá todo es un caos.
— Te juro que no quise traerte problemas con tu primo, al parecer estaba muy borracha y...
— ¿Despechada? — pregunto dejando mis cosas en el sillón para sentarme frente a ella.
— Eso es otra cosa horrible y vergonzosa — agacha la cabeza afligida.
— ¿No me digas que ayer estaba tu hombre y no lo vi? Tendrías que habérmelo mostrado — niega frunciendo el ceño.
— No valía la pena, yo solo me humille porque el salió huyendo — no entiendo.<