La sonrisa en ella se amplió cuando, con la ayuda del espejo retrovisor, logró ponerse el bellísimo collar. La manera en que resaltaba en su cuello y cómo la hacía lucir elevada en elegancia y presencia. Lo acarició de manera delicada, pero no dudó en tomar la bufanda que enrolló en su cuello, la misma que Darcy le había dado, y se cubrió con el abrigo que apenas colocó en sus hombros.
Era un día frío y le tomó un poco más de tiempo llegar porque algunos tramos de la vía estaban resbalosos, al parecer con cierta presencia de hielo. Abrió la puerta del copiloto y sacó la caja con los chocolates, las dos flores y su bolso. En la parte de atrás sacó la maleta para no hacer doble viaje, ya que ciertamente con el día tan helado solo quería refugiarse en los brazos de su novio y pasar el tiempo con sus niñas.Suspiró de manera pesada y pasó hacia el interior de la casa. Se encontró con mucho silencio, pero no se anunció, buscando solo el interior de la cocina donde en