ALFA RASTUS;
Los lobos blancos siguieron dándose un festín con los recursos que traje de mi manada durante los siguientes cinco días. Los cazadores se sintieron aliviados y todos pudieron relajarse.
Todos menos Agnes y yo, por supuesto.
La madre de mis hijos ha estado haciendo lo que mejor sabe hacer: fingir que yo no estaba en su vida.
Agnes me ha estado evitando y eso no era nuevo, pero lo que sí era nuevo era que poco a poco se había vuelto más pálida y parecía estar evitando a todos, excepto a nuestros cachorros. Era casi como si el color de su piel se estuviera desvaneciendo junto con el de su cabello.
Cómo me gustaría que ella hablara conmigo.
Pero al menos los cachorros me hablaban y mi madre se sentía como en casa con los lobos blancos. Ahora parecía más viva y no podría estar más agradecido.
A la mierda con eso.
Podría estar más agradecido si Agnes me mirara a los ojos o me hablara y me dejara entrar.
Ella me estaba volviendo loco.
"Quizás no debiste haberle pedido que se dej