Elizabeth estaba asustada por que no entendía cómo es que él se enteró de esa verdad… además las cosas no debían salir de esa manera.
- Ja… James… espera no… esto… esto que dices no es verdad – mencionó buscando sonar segura de sus palabras.
- Ya basta Elizabeth, esto es verdad y ahora te puedo asegurar que jamás estaré a tu lado, porque si antes te tenía algo de cariño por cómo me apoyaste en esos años… ahora que se la verdad solo puedo odiarte y por lo mismo, no quiero que estés cerca de mí.
- No… James por favor, tú y yo aún podemos ser felices.
- Te cite aquí para que al fin pagues por tus crímenes.
- ¿Qué? espera… ¿a qué te…? - empezó a preguntar asustada y en eso vio que los meseros empezaron a rodearlos y estos sacaban de entre sus ropas una pistola – ¡no! ¡James! no… no puedes…
- ¿Y porque no? tú mataste a alguien, por lo tanto, debes pagar el precio de esas acciones.
Elizabeth retrocedió mientras miraba a todos lados, en su desesperación tomo uno de los pilares de flores para