Capítulo 32.
Estaban llamando a mi puerta.
Abrí un ojo para ver mi celular y ver que aun me faltaban veinte minutos para salir corriendo de aquí. Hasta allí iba mi pequeña siesta.
Caminé tambaleante hasta la puerta y la abrí sin siquiera preguntar quién era.
-Vaya, al parecer, he llegado a tiempo.
Parpadeé hacia el ancho pecho del hombre antes de mirar hacia arriba. Me saludó la sonrisa torcida de Edson.
Yo fruncí el ceño.
-¿Qué haces aquí?
-Ayudándote con tu selección de ropa, ¿Qué más?
-Me he perdido. - Dije soltando un enorme bostezo. - Empecemos de nuevo. ¿Cómo m****a es que te dejaron entrar?
El edificio tenía serias políticas sobre solo albergar una persona por cuarto. Las visitas no eran permitidas después de cierta hora y para ello, el inquilino tenía que registrar el nombre en recepción dentro de las "visitas" que se podían o no recibir.
Para mí era muy obvio que no había puesto el nombre de éste visitante en particular en mi lista.
-Tengo contactos. - Dijo guiñándome un ojo. -