Olivia
Tenía una molestia en el pecho qué me hacía respirar con lentitud. Lo extraño más que a nada y me duele no poder estar cerca de él. Mi cuerpo extraña sus caricias y eso es algo que es inevitable sentir.
Aprieto la tableta con mis manos y reprimo las ganas de llorar. No quiero alertar a mis guardaespaldas, no quiero que me traten como una princesa en apuros.
Cuando la camioneta se detuvo salí de mis pensamientos y noté que habíamos llegado a la base, Alexa bajó antes que yo y Red abrió la puerta de mi lado ayudándome a bajar, sentía que me iba a partir la cara en cualquier momento por los tacones, pero están tan hermosos que no pude evitar ponérmelos.
Subimos al Jet de mi esposo y nos pusimos cómodos para el viaje de una hora y media hasta Roma.
Me quité los tacones y pedí una copa de vino para relajarme, Alexa se sentó frente a mi viendo su celular y yo tomé la tableta para seguir revisando ciertos puntos. Estaba nerviosa, pero bastante preparada.
Él evento se trataba de u