Enzo
No mentiré y diré que no me duele la distancia. Lo hace y me siento como un maldito puberto, porque la extraño demasiado. Sé que la cagué de sobremanera y que no importa si le bajo el cielo, porque ella no me va a perdonar si yo no me pongo los pantalones y me disculpo. Llevo dos semanas así y ni sé cómo acercarme a ella, trato de darle su espacio y no asfixiarla pero no se me da muy bien eso de respetar sus límites. Sinceramente he cumplido su orden más por obligación, Salvatore me tiene vigilado y no me dejará acercarme a ella hasta que me ponga los pantalones y le pida perdón. —Recuerda a lo que ella va, no quiero a ningún imbécil rondandola —le exigí a Salvatore y él asistió. Lo que es Red y Salvatore se han mantenido de lado de mi mujer y por nada del mundo he podido acercarme a ella más de lo debido. Confío plenamente en ella y en todo lo