Capítulo 68. Suspensa
— ¡¿Qué?! ¡Ah no! —Expresó María muy contrariada—. Pero es que ustedes no pueden esperar a que el sacerdote les dé su bendición.
Fátima se echó a reír a carcajadas.
—Hasta yo que soy una vieja, sé que eso está pasado de moda. Déjalos, ya quiero tener bisnietos.
—Pero se supone que Andrés estaba de reposo clínico por “ejem”...
—Suficiente mamá —le interrumpió Andrés—. Y no te adelantes con conjeturas que no vienen al caso —Andrés ocultó a Verónica con un abrazo disimulado, no querían que vieran su nerviosismo.
Hacía ocho semanas de su lesión, de hecho habían planeado una salida romántica en Caracas, ya que por fin estaba de alta.
La deseaba con locura, quería dejar atrás las complicaciones. Pero por supuesto no esperaba esto. Deseaba que el malestar de Verónica fuera solo cansancio por el viaje.
Verónica había soportado la charla, la visita guiada, la presentación al personal. Pero cuando María comenzó a hablar de los planes de boda, tema en el que por fin se pus