Capítulo 56
La pantalla se iluminó, mostrando una imagen borrosa. A través de ella, se veía a Ana abriendo la puerta y entrando en la suite, iluminada de manera que su rostro era claramente visible.

En ese momento, Ana sintió un escalofrío helado recorrer su cuerpo.

Mario, con un toque calculador, sujetó su barbilla:

—¿Te resulta difícil mirar?

Luego, con una sonrisa helada, dijo:

—Siempre has sostenido que era la puerta de la habitación 6201. Ahora mira atentamente y descubre la verdad, ¿era la 6201 o la 6202?

En el video, Ana se dirigía hacia la gran cama. Allí yacía Mario, sumido en un tranquilo descanso después de beber. Aquel alcohol era potente. A pesar de la resaca, había algo más en él, una urgencia que lo llevaba a desear a una mujer, pero siempre había sido fiel a sus principios, manteniéndose alejado de relaciones pasajeras, incluso en el ámbito de los negocios.

La garganta de Mario se movía levemente. De repente, unas manos suaves acariciaban su rostro, brindándole una sensación r
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