19. Ojos verdes
19. Ojos verdes
Desaparece casi de inmediato.
Robert pone los brazos en jarra y aún con ese gesto tontuelo mira a la acallada Maya Seati, que continua aún con esa sonrisa fingida.
—Bueno, pero qué le pasa a éste —expresa Robert. Su rostro está perplejo. Tiene otra que preguntarle a la mujer a su lado—. ¿Tú sabes qué le sucede?
Y la secretaria se ríe, moviendo las manos, como si no lo supiera.
—¡Ni idea, señor!
—¿Sabes? Ve en un momento a su oficina, seguro que ya está loco con todo esto.
—Sí, claro que sí. Cuente con eso —Maya lo señala con un bolígrafo, y riéndose, sale casi corriendo de su vista.
Robert D'Angelo cree entonces que la locura ya ha venido al Livende porque la locura siempre estaba en los empleados tratando con los clientes. Y sale otra vez por el camino que dejó Maximiliano, junto a esa actitud absolutamente nada propia de él. Pues, el Maximiliano seguro de sí mismo y sonriéndole a todo el mundo parece haberse marchado.
Una vez que pasa desapercibida por los trabajad