Esa noche, Yulia no pudo dejar de fijarse en la herida en la comisura de los labios de Baltasar. Por un momento, le dio algo de pena verlo así, pero en cuanto pensó que él se había metido en ese lío por culpa de otra mujer, toda la compasión que sentía se le fue de inmediato.
—Papá, ¿me vas a decir o no? ¿Metiste a alguien en el Grupo Herrera?¿no es cierto? —Yulia frotó sus manos, como si intentara adivinar.
Diego, al ver la cara de su hija llena de expectativas, le lanzó una mirada cómplice que lo decía todo: Qué lista eres.
Yulia, al darse cuenta, levantó el pulgar y decidió no seguir preguntando más. Cambió al instante de tema, mencionando a otro hombre complicado:
—Mamá, mañana voy al aeropuerto a ver a Eugenio, por si acaso, ya compré un boleto para ir a Aqualis también.
Marina, preocupada, le recordó que tuviera cuidado y que prestara atención a su seguridad.
...
Mientras tanto, en el hospital.
Augusto había decidido quedarse esa noche en el hospital para acompañar a Daniela. Des