—Señor Álex, lamento mucho lo sucedido la última vez —dijo Marina con sinceridad.
Esa noche, lo había invitado a cenar con el propósito de disculparse por el malentendido causado. La situación había afectado de forma considerable la relación de cooperación entre ambas partes.
Álex, sentado frente a ella, parecía algo distante, aunque sus ojos reflejaban una ligera curiosidad. Después de todo, Diego había intervenido en su favor.
Lo observó y, esbozando una sonrisa educada, comentó:
—Señora Marina, lo importante es que todo está aclarado y el malentendido está resuelto.
Aunque sus palabras eran tranquilizadoras, Marina no se sintió completamente aliviada. Sabía muy bien que este incidente había dejado dudas sobre la gestión del Grupo Zárate, y que quizás él pensaba que existían problemas administrativos dentro de la empresa.
Marina sonrió con agrado y levantó su copa.
—Le agradezco mucho. Espero que nos dé la oportunidad de continuar trabajando con el Grupo Zárate.
Álex levantó la copa