Capítulo 95: Un paseo entre los dos.
Aquella mañana en la casita rustica de Martha, el olor a café recién hecho y el pan recién horneado, inundaban cada rincón de aquellos floridos terrenos que, en ese momento, destilaban felicidad.
Henry jugaba en los jardines con Gabriel y Emma al escondite, y el sonido de los pies descalzos de los niños sobre el humedecido adoquín, llenaban el corazón de Katherine de felicidad. María los había sorprendido esa mañana a ella y a Henry durmiendo juntos y entre los brazos de Morfeo sobre el suelo de la salita de estar y la vieja nana finalmente le había confesado que se llevó a Gabriel y Emma al pueblo cercano para llamar a Henry, pues los niños no habían querido usar el teléfono de Martha por el temor de ser escuchados por ella.
Sus hijos gemelos, tremendos e inteligentes pillos, planearon llamar a su padre para volver a unirlos de nuevo…y Katherine se sintió profundamente dichosa y agradecida con ellos.
—Solo míralo, realmente es todo un padre resplandeciente, me recuerda a mi papá y cu