Henry y Katherine caminaban juntos hacia la cafetería del hospital.

—Creo que soy muy feliz ahora, mi amor, pronto, nuestra vida estará completa, y lograremos ser completamente felices junto a Gabriel y Emma, creo que se puede morir de felicidad, porque soy tan dichosa, que mi corazón no deja de latir con fuerza…gracias mi amor, mi Henry, gracias por todo. — dijo Katherine con sinceridad.

Besando en los labios a su hombre, Katherine se sintió la mujer más dichosa del mundo, sin percatarse de que los envidiosos ojos llenos de odio de Emily, la seguían a cada paso una vez que entró en la cafetería.

Esa perra miserable…estaba nuevamente embarazada; lo supo al notar su pequeño vientre. En ese momento, su odio y rencor, crecieron aún más.

—No, yo te agradezco a ti, mi dulce Katherine, por hacerme el hombre más afortunado del mundo. — dijo Henry sosteniendo el hermoso rostro de aquella mujer por la cual daría su vida misma.

Katherine soltó una risita. — Creo que tengo que correr al baño, po