—Voy contigo, ¿no te lo dije ya?
—Dijiste que esperarías a qué te invitará.
—Pero no lo hiciste, así que aquí me tienes.
—Star… —me interrumpe.
—Por favor —me pide.
Bueno, si ya saben que Star y yo tenemos algo, no hay necesidad de ocultarnos, ¿cierto? Pues que me obliguen a dejar de verla. No haré caso a nada, con más gusto voy a estar cerca de ella, y eso la pone en peligro, pues que se atrevan a tocarla sobre mi cadáver.
—Esta bien.
Le doy un casco, me coloco el mío y nos subimos a la moto, arrancamos de ahí con permiso de la seguridad, ni nos detuvieron, sea lo que sea, tengo luz verde para llevarme a Star a dónde sea o eso fue lo que entendí.
Llegamos al bar de siempre, pero no veo a Rocky, ni tampoco lo huelo cerca. Star se acomoda y se sienta al frente de la barra y yo me siento a su lado, la música estaba a tono soportable y la razón es porque el dueño de este bar, es de nuestra raza, aunque se admitían humanos y hombres lobo.
—¿Tú quieres algo hermosa? —le ofrezco.