Samantha terminó por secarse el cabello mientras observaba su reflejo en el espejo. Daniel terminó de abotonarse la camisa y se acercó a ella apartando el cabello para poder besar su hombro. La joven notó una macha roja ahí y por ello miró con los ojos entrecerrados a Daniel.
—Ves lo que haces.
—Lo siento, ya te lo dije. Quería hacerlo donde no se viera. En verdad lo lamento. — Rogó como un niño pequeño. Samantha se levantó del tocador y luego se cruzó de brazos.
—Mejor ayúdame a subir esto— Se dio la vuelta y Daniel tuvo a la vista la espalda de la joven ya que tenía el zíper abierto. Ella sostuvo los laterales y en seguida Daniel subió el carrito. Samantha dejó caer su cabello que ahora se encontraba ondulado debido a que lo estilizó con la secadora, el aroma a romero emanaba de su cabello y Daniel no hizo más que sonreír.
Unos minutos más tarde, los dos bajaban las escaleras hacia el comedor, la música de jazz al fondo le daba cierto ambiente festivo a la ocasión. Lucas se encon