Mateo dejó su mirada más fría y dijo: —Si después de la boda ella se las arregla para abortar, no será tuyo. Si no lo hace, entonces es 100% tuyo.
José soltó una risa irónica, visiblemente molesto: —Solo pregunto, en una situación como esta, si fueras tú, ¿usarías este método?
Mateo, recostado con calma en su silla, respondió con un tono indiferente pero directo al punto: —Yo no dejaría que eso sucediera.
...
En el hospital.
Olaia terminó el tratamiento y se dio de alta.
No quería quedarse más tiempo allí.
Al llegar a casa, se sintió un poco mejor. Tal vez, en su propio espacio, su recuperación sería más rápida.
—¿Así que ya te has puesto a cocinar? —preguntó Delia mientras le servía agua y observaba la cocina, ahora llena de utensilios nuevos y la nevera repleta.
—Si mi memoria no me falla, siempre te he visto con poca destreza en la cocina.
—¡Qué bien hablas! —respondió Olaia, apoyada en el marco de la puerta y bebiendo yogur—. José cocina, yo lavo los platos.
—¿Tú lavas los platos?