Capítulo 175: Nombres para el bebé.
El corazón de Donovan dio un golpe fuerte en su pecho.
—Rosalind… —murmuró ese hombre con la voz con un leve temblor que pocas personas en el mundo eran capaces de arrancarle.
Ella sonrió un poco, con ese gesto suave, luminoso, que lo había salvado más de una vez sin saberlo.
Él la abrazó, rodeándola con ambos brazos. La atrajo contra su pecho, apoyó el mentón en su cabeza, y cerró los ojos.
—Gracias —susurró ese hombre, con un hilo de voz—. No sabes cuánto… significa esto para mí.
Se quedaron así unos segundos, solo respirando el uno al otro, sintiendo el calor compartido.
Luego Rosalind se distanció un poquito, y él hizo lo mismo. Sus miradas se encontraron a poca distancia. Hubo un silencio breve. Una chispa conocida. Ese llamado que siempre surgía cuando estaban demasiado cerca.
Donovan bajó un poco más la cabeza.
Ella alzó la suya.
Sus labios se encontraron con una naturalidad cálida.
Fue un beso dulce al principio, suave, de agradecimiento. Solo un roce lento, húmedo