La mano de Rosalind volvió a su vientre, apretando un poco la tela.

—¿Y quién lo ayudaría con algo tan loco…?

—Su familia materna —respondió Donovan sin dudar—, los Spencer, son muy ricos, tienen contactos, y algunos hombres que fueron leales a mi hermano Raphael se alejaron tras su muerte, desaparecieron del mapa oficial, pero no del mundo. Esos mismos pudieron haberse vendido al mejor postor.

La mirada de Rosalind se endureció.

Donovan continuó:

—Quiero que mantengas distancia de cualquiera que tenga conexión con el apellido Spencer, ex empleados de Raphael reubicados de forma sospechosa, rostros nuevos en lugares donde no deberían estar, desconocidos que se hagan los serviciales. Esta noche te daré documentos con fotos y nombres, hombres y mujeres ligados a esa rama, a Beatrice Spencer y viejos socios que podrían aparecer cerca sin motivo claro. Confío en tu memoria, en tu instinto, en tu prudencia.

Ella lo miró con seriedad, sintiendo el peso de la responsabilidad, pero tam