Capítulo 148: Un regreso ardiente.
Ella empezó a moverse suave.
Apenas un pequeño desliz, un leve movimiento de cadera que hizo que ambos soltaran el aire al mismo tiempo.
—Ah… —susurró Rosalind, con una voz tan bajita que pareció quebrarse antes de salir.
Ese único sonido hizo que su espalda se arqueara sin que ella pudiera evitarlo; su cuerpo reaccionó con un impulso tímido pero intenso, una necesidad que venía desde el centro de su vientre y subía por su pecho hasta vibrarle en la garganta.
Quería más.
Su mente lo repetía.
Más.
Su cuerpo lo pedía… más profundo, más rápido. Más cerca de ese hombre que la tenía atrapada entre sus brazos.
Pero sus piernas comenzaron a temblar.
Un cansancio dulce, suave, nacido de todas las compras, de cargar bolsas, de caminar horas… de la emoción… hizo que sus muslos cedieran apenas, como si su cuerpo quisiera entregarse pero al mismo tiempo le recordara sus límites.
—Do… Donovan… —susurró ella, con vergüenza, con su respiración chocando en el cuello de él—. Me… me duelen…