La pantalla iluminó su rostro.

¡Otro maldito mensaje anónimo!

[No eres más que una inútil trepadora. Todos se burlarán de ti cuando fracases.]

Rosalind frunció el ceño… No lo tomó con dolor… ¡Fue con furia! ¡¿Por qué carajos no se rendía esa persona?! ¿Era Alphonse? ¿Era quizá… Candice Leroy?

Pensó que su esposo ya había terminado con ese problema, y fue así por semanas, pero ahí estaba de nuevo emergiendo… Una persona que no se rendiría en torturarla.

"¿Otra vez…? ¿Quién me odia tanto…?"

Su corazón latía con fuerza, y el entusiasmo que tenía, se le apagó de golpe.

—¿Señora Ainsworth? —preguntó Grace al verla pálida.

—Estoy bien… —murmuró la rubia, guardando el teléfono con manos temblorosas.

Y justo entonces…

—Señora Ainsworth.

La voz grave y masculina llamó poderosamente su atención.

Rosalind se giró de inmediato.

¡Ahí estaba él!

Ese CEO caminó hasta ella, vestido con su traje oscuro impecable, con un porte dominante que hacía que todos en el salón se detuvieran u